Azúcar y corazón
- Imagen: Jade Gordon -
Los estudios epidemiológicos han evidenciado que una dieta baja en lípidos (20% o menos del total de energía diaria) y rica en hidratos de carbono (sobre todo, en azúcares simples) puede provocar cambios metabólicos que deriven en dislipidemia aterogénica, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. La Asociación Americana del Corazón, en su revista "Circulation", señala las nuevas certezas sobre la relación entre la ingesta de azúcares y la salud cardiovascular.
El perfil de lipoproteínas de la dislipidemia aterogénica se caracteriza por triglicéridos elevados (hipertrigliceridemia), LDL (lipoproteínas de baja densidad o colesterol perjudicial) pequeñas y densas y bajas concentraciones de HDL (colesterol beneficioso).
Se recomienda no sobrepasar 55 gramos de azúcares diarios, aportados por alimentos naturales y elaborados
La aterosclerosis es la enfermedad de las paredes de las arterias que se caracteriza por un engrosamiento y dureza anormal de las capas internas, debido a un depósito de material graso y otros desechos metabólicos. El resultado es una disminución del diámetro del vaso y la consecuente obstrucción del paso normal de la sangre, un factor previo a un infarto. Con el objetivo de minimizar los trastornos asociados a un consumo excesivo de azúcares, la AHA recomienda reducir la ingesta energética procedente de azúcares añadidos a 100-150 Kcal/día, que expresado en gramos de azúcar, corresponde a 25-37,5 gramos diarios.
¿Dónde se esconde el azúcar?
En España, el consumo total de azúcares simples por persona y día es de unos 120 g (entre 15 y 20 cucharaditas de postre al día), frente a los 55 g máximos recomendados. Se estima que para una persona adulta sana la dieta debe proveer unas 2.200 Kcal (1.800 Kcal entre 5 y 10 años de edad) y los azúcares simples no deben superar el 10%. Por ello, se aconsejan unas 220 Kcal procedentes de azúcares simples -el equivalente a unos 55 gramos de azúcares diarios-, dado que 1 g de azúcar aporta 4 Kcal. La mayoría de estos azúcares procede de productos elaborados, como bebidas azucaradas, cereales y derivados lácteos, según el informe "Valoración de la dieta española de acuerdo al Panel de Consumo alimentario" de 2006, realizado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Los azúcares proceden de los alimentos naturales o se añaden a productos elaborados, por lo que no es difícil superar las recomendaciones si se tiene costumbre de comer alimentos endulzados artificialmente
El inconveniente con el que se topa el consumidor es que muchas etiquetas contienen información sobre los carbohidratos totales por 100 gramos o por porción, pero no distinguen los azúcares sencillos, ni diferencian entre los naturales del propio alimento y los agregados. Es difícil entonces determinar la cantidad de azúcares consumidos con los alimentos y bebidas comerciales. Algunas empresas y cadenas de distribución han implementado diversos sistemas de etiquetado nutricionalcon criterios para limitar los alimentos con demasiados azúcares añadidos y que permite hacer elecciones más saludables.
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