miércoles, 28 de abril de 2010

La Iglesia hoy, y la sombra de 1955...



Un interesante reportaje de Agencia Nova; lo trascribo en su totalidad:

El sacerdote berissense Alberto Bonet es referente nacional del grupo de religiosos kirchneristas Frente de Religiosidad Popular, nucleado en el Movimiento Octubres. Este grupo amplio de eclesiásticos, que bien podrían llamarse “tercermundistas”, observa “con preocupación” la actitud de la Iglesia Católica en la actual coyuntura política.

“Para los que tenemos algunos años sobre el lomo, la postura de las jerarquías de la Iglesia Católica frente al Gobierno nos hace recordar mucho a las de la época cercana a 1955, cuando la Iglesia fue uno de los factores determinantes de la mal llamada Revolución Libertadora, de triste historia. Había una máquina desestabilizante en la que la Iglesia tuvo mucho poder”, explica Bonet.

En una entrevista con NOVA, el sacerdote consideró que “así como algunas de las cuestiones respecto de la actitud que tuvo la Iglesia en el ’55 salieron a la luz después de la Revolución Libertadora, no sabemos si subterráneamente se están acunando situaciones similares a las de aquel entonces. Vemos un extremo peligro”.

- ¿Cree, dado lo que dice, que en la coyuntura actual hay cierto clima enrarecido como el de aquel entonces, más allá de la Iglesia?

- No. Hay mayor ejercicio de la democracia. Felizmente, ya tenemos un montón de chicos que no conocieron lo que era un gobierno dictatorial. Eso es bueno: se va creando una generación de gente acostumbrada a vivir en democracia. Incluso la postura de las Fuerzas Armadas hoy es otra: se están democratizando. Ya no hay esa posición de casta. Son hombres del Pueblo que se sienten vocacionados a defender la Patria.

- La Iglesia justifica su distancia con el Gobierno en la cuestión de que Kirchner no los recibió nunca en cuatro años de mandato. Eso cambió con Cristina. ¿Usted cómo lo ve?

- El presidente lo es de todos los argentinos. Kirchner habrá pensando que recibir a la Iglesia era una manera de fracturar esa relación que debía tener con todos los argentinos: se estaba volcando más hacia un lado y, para mantener una cuestión de equilibrio, no los recibió. No creo bajo ningún aspecto que Kirchner sea, como lo quieren presentar algunos sectores de la Iglesia, un hombre ateo o carente de creencias en Dios. Todo lo contrario: lo creo un hombre creyente y, en algunas cosas, casi místico.

- De todos modos, el cardenal Jorge Bergoglio no sólo cuestiona al gobierno nacional sino también a otros espacios, como el macrismo, por ejemplo...

- Me preocupa porque, por ejemplo, la Iglesia no sólo hiere a los “soldados de mi fila”, por decirlo de alguna manera, sino que también lo hace con otros. Me llamó la atención leer en los diarios el ataque de Bergoglio a (el jefe de Gobierno porteño,MauricioMacri en una llamada Misa por la Educación, donde le cuestionó el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo. Creo que si alguien tiene que atacar a Macri es la gente que lo votó, o la que no, y que tiene facultad de expresarse. Pero me parece que un sector que sostiene una determinada ideología con respecto al matrimonio está defendiendo su posición de parte, y ataca aprovechando un púlpito convertido en un bastión. Si bien disiento políticamente con Macri, y es mi derecho a hacerlo, es una autoridad que ha sido legítimamente elegida, y que está aplicando en su distrito las legislaciones que ha votado la gente que eligió. No está haciendo nada descomedido: hace lo que su Parlamento le manda.

- Dada su pertenencia al Movimiento Octubres, ¿qué lectura hizo del apoyo que muchos movimientos sociales le retiraron al Gobierno? ¿Ha perdido el Gobierno cierta legitimidad popular?

- No lo creo. Todos los movimientos sociales hacen énfasis en pedidos de una determinada reivindicación; cuando la consiguen, por ahí aflojan; o quizás no la consiguen, y se embroncan. Entonces no es que se están yendo, sino que un determinado sector se acerca por una comunión o cercanía de intereses, y luego eso cambia. Pasa con el caso de los jubilados: muchos llegamos a jubilarnos gracias a las políticas de Kirchner. Ese día, todos los jubilados estaban de lo más contentos, y hoy parece que se hayan olvidado. A veces la gente consigue las cosas y se olvida de que las consiguió.

- Pasando al plano personal, ¿cómo es ser sacerdote y ser kirchnerista? ¿Encuentra mucha resistencia entre sus pares que no comparten esta postura?

- No. En general, ser sacerdote no inhibe de tener ideología política, salvo que alguien comulgara con una ideología que proclamara, por decir algo, el paganismo. Cada cual puede pensar políticamente como quiera, y por supuesto despojado de fanatismos. Además, los sacerdotes que están muy encolumnados dentro de la disciplina de la Iglesia tienen enmarcado por sus obispos un andarivel que es bastante estrecho, y dependen económicamente de ellos. La Iglesia siempre procura meterse al lado del poder para sacar rédito. Con Kirchner, encontraron una vaca difícil de arriar.

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