De más está escribirlo, Tandil vuelve por estos días a exponer ante miles de visitantes sus principales atractivos. A la liturgia propia de Semana Santa, que reúne desde hace décadas a feligreses de los más recónditos puntos del país, le suma ahora una oferta turística, cultural y comercial por la que mucho se viene haciendo desde lo público y lo privado.
Cierto es que ese camino aún requiere de mejoras y de aprovechamiento de las experiencias, tanto como de mayores previsiones para evitar contratiempos como los surgidos a último momento por la feria artesanal.
Hay mecanismos para aceitar, en todos los rubros, sobre todo teniendo en cuenta que más allá de estos días la ciudad se ha convertido en un destino permanente a lo largo del año.
Ahora bien, desde estas líneas surge la obligación de abrir un paréntesis a la conmemoración cristiana, para enfocar la mirada en la política, ésa que se llevó buena parte del protagonismo semanal. No es casual, claro, como no lo son año tras año las visitas de funcionarios que en estos días buscan mezclarse con la muchedumbre con discursos expresados cual artículos de fe.
Lo cierto es que el gobernador Daniel Scioli anduvo el miércoles por las sierras salvadas merced a su voluntad política, que acompañó el reclamo de una ciudadanía bien representada en su anhelo por el intendente Miguel Lunghi.
Sin embargo el pediatra, en su día soñado, debió aguantar a pie firme los embates de ocupas y sin techo, sumados a otras manifestaciones que hubiera preferido soportar en otro momento.
Encima, Scioli, que lo había elogiado y cargado de recursos, le instaló a un competidor como Diego Bossio, con documento tandilense y chequera pingüina.
Pero para eso falta mucho. En este presente de Pascuas, Lunghi celebrará la resurrección de una relación más que necesaria con el mandamás bonaerense. No es poco para comenzar a transitar el sinuoso camino de 2011.
(FUENTE: EL ECO DE TANDIL)
Nota: El brulote que lanza Scioli ha puesto nervioso a los radicales tandilenses. Leer acá
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