Reproducimos un interesante análisis de la marcha por las calles céntricas en apoyo de la Ley de Medios. La particularidad del mismo reside en que proviene del escribidor "oficial" del intendente radical de la comarca serrana. Aquí va:
300 y 678 en la ciudad de la atmósfera política cero
Fue mucho más gente de la que a priori pensaban, inferimos, los propios organizadores. El sitio de 678 Facebook en el ámbito de la tandilidad aparecía como el eje convocante de una marcha que busca sacar a la Ley de Medios de las catacumbas jurídicas donde yace sepultada por presión del monopolio Clarín y afines. La protesta seguirá este jueves en Capital Federal, pero en los politizados ámbitos tandileros a nadie le pasó inadvertida la importante masa crítica –teniendo en cuenta el gélido conservadurismo serrano- que caminó las calles del microcentro lugareño.
Entre las luces y sombras del kirchnerismo, si hay un acierto que produjo el ex presidente es haberle sacado la careta a Clarín, el medio que hacia fuera siempre presumía de independencia periodística frente a su mercado cautivo, y hacia dentro se ufanaba de poner y sacar presidentes a su antojo. Durante la batalla mediática por la nueva ley de comunicación audiovisual, no hizo falta ser un semiólogo en medios para advertir las bizarras, toscas y maliciosas operaciones que día a día, con la aquiescencia pusilánime de muchos de sus periodistas, produjo el Monopolio de los Generales Multimediáticos encabezados por el comandante Magnetto. Fueron tan extraordinariamente previsibles y de baja estofa estas operaciones que lograron, lo que no es poco, eclipsar uno de los grandes karmas que tiene el kirchnerismo: el perfil arrogante de su presidenta, la cual ha logrado en materia de oratoria un oxímoron impensado: habla muy bien pero comunica –en términos de empatía- muy mal. Lo cierto es que ni siquiera este defecto de fábrica de Cristina Fernández, logró atenuar la pérdida de credibilidad del Grupo Clarín. Ese era su mayor capital simbólico, el que hoy está herido en un ala.
Otras cosas también ha provocado el kirchnerismo, al cual será fascinante estudiarlo en términos históricos. El presente es volátil, conflictivo e incierto. Su praxis política –y la resistencia que provoca en las clases medias urbanas, que es la clientela natural de la concentración monopólica mediática-, merecerá un análisis prospectivo. Nadie puede creer en un país con libertad de expresión si un monopolio concentra 300 frecuencias. Hay cosas de Perogrullo. El kirchnerismo, que supo ser amigo de Magnetto, le declaró la guerra tras el abierto apoyo de Clarín al campo. Y es una guerra que se ha llevado puesto vínculos personales, relaciones entre colegas, lo vemos a diario. Ya no podemos en Continental disfrutar del pase entre Magdalena y Víctor Hugo. Se distanciaron educadamente por sus diferencias con la Ley de Medios. Hay infinidad de historias así. Y contados con los dedos de una mano aquellos periodistas que supieron conservar la dignidad. Como contrapartida apareció un programa de televisión en Canal 7 cuyo staff de gente bien pensante –Orlando Barone o Sandra Russo, por caso- cae en la trampa adolescente de la obsecuencia, un tic que aflora por la defensa sistemática de un gobierno, y que no hace otra cosa que degradar el coeficiente intelectual del elenco. 678 tiene hallazgos en el desmontaje del discurso hegemónico de los monopolios y las corporaciones adversas al kirchnerismo, pero su oficialismo sistemático hiere también la credibilidad de las opiniones.
Y en el fuego cruzado del choque de estos dos contrapoderes –el gobierno y Clarín- nadie puede salir indemne con la lógica binaria del amigo-enemigo que produjo en parte la Ley de Medios, en parte una forma de entender el poder de manera intempestiva, cooptadora y con el uso obscenamente unitario de la caja, y en parte la resistencia de una corporación poderosa –las patronales agrarias- con bifurcaciones en grupos mediáticos y afines. En medio de este marasmo, hay que mirar a la Ley de Medios con verdadero sentido reparador: es la normativa que sepulta para siempre la ley de la dictadura. Es la ley que abre hacia el futuro la liberación de cualquier gobierno –cualquiera- de su condición de rehén de las corporaciones multimediáticas. Y es la posibilidad de abrir horizontalmente la comunicación a otros segmentos de la comunidad con identidad propia.
La historia dirá si Néstor Kirchner la concibió para hundir a Clarín, si este gobierno fue progresista, nacional y popular, como gusta llamarse a sí mismo, o fue “menemismo más derechos humanos”, ácida definición que le pertenece a Jorge Asís. De los errores graves del kirchnerismo surgieron esperpentos como Cobos, otra criatura adoptada por nuestra lábil clase media que ni los radicales digieren. Pero la historia es tan vertiginosa y cambiante como el canto de las encuestas: el lento pero constante descenso del Voto No Positivo (máxima expresión del pusilánime político) también empieza a desintegrar los pliegues de la careta del vicepresidente destituyente.
El brazo virtual del mundo K en Tandil, 678 Facebook, produjo un modesto hecho político en una comarca donde suele privar la atmósfera testimonial cero: juntar trescientas personas un viernes a la tardecita para marchar por algo intangible y muy lejano a los intereses de la doméstica vida lugareña. Una ley que alude a la descolonización de la subjetividad del sujeto, con perdón por tamaña expresión académica, indigna de ser utilizada por un Portal autodidacta. Pero de eso se trata, habría dicho el amigo José Pablo Feinmann. El próximo artículo hablaremos de él, llamado despectivamente por las huestes mediáticas anti K como “el filósofo kirchnerista”. Su fantasma todavía sobrevuela las calles de la ciudad, a partir de que en las vísperas del caos de 2001, en una charla en la Cámara Empresaria, aconsejó lo que sería la primera seria amenaza dialéctica para el monopolio Clarín efectuada por un escritor desde un distante pueblo de provincia: “Apaguen el televisor”, dijo José Pablo. Pronto hablaremos de eso.(fuente:la tandilura)
Enrique te felicito por lo publicado, es de un gran nivel análitico y altura. Tengo mis matices en algunas cuestiones claro está, ni por casualidad considero que se pueda comparar al menemismo con este modelo que plantea cuestiones contrapuestas importantes como la concepción de un estado activo al lado del pequño estado que plantea el neoliberalismo. Esto entre muchísimas otras cuestiones que no tengo tiempo de detallar en el momento. Podemos coincidir en que no es el progresismo más completo, que en ocsaiones es un poco oportunista, pero creo que le ha hecho mucho bien a nuestro pais en el momento en que llegó y muchas de las cuestiones que desenmascaró. Por otro lado también creo que a los periodistas que no han perdido la dignidad hay que analizarlos en base a la realidad contextual actual. No considero que debamos ingresar en el nuevo apotegma que quieren instalar los periodistas de los grupos que conocemos, cuando tildan de oficialistas a todo aquél que se posiciona firmemente en las antípodas de los postulados de los grupos a los que con gran desvergüenza ellos defienden a ultranza. Por otro lado creo que si nos basamos en el contexto actual bien entederás a los casos que se inclinan para esta orilla del río como bien expuso victor Hugo en la presentación del libro de Majul, nos pasa a muchos y es porque tenemos un mímino de coordura, ética y dignidad. Nos solidarizamos con quién es la nueva victima de la nueva arremetida feroz de estos grupos golpistas que conocemos. Y como no somos fríos, tenemos el coraje de tomar posición firme frente a los momentos cruciales de la vida de nuestro pais, es que nos posicionamos con valentía y firmeza en este momento coyuntural, si debe ser a favor del gobierno así será, a pesar de que creer que tiene sus errores como cualquier gobierno, pero sin didus la forma que plantean ciertos grupos no creemos que sea la adecuada para reclamar nada. Yo me incluyo porque hablo desde un punto no oficilista, por lo menos hasta ahora nunca los he votado, pero mi barco se está acercando mucho a esa orilla en la actualidad a causa de verme muy lejos de la que la realidad de hoy nos presenta del otro lado. Y esta suerte de amigo-enemigo no creo que la esté planteando este gobierno como también pretenden instalar estos magnates de la comunicación. No la comparto claro está, pero voy a posicionarme las veces que lo tenga que hacer porque esa siempre a sido mi manera de encarar la vida, nunca la mediocre indiferencia.
ResponderEliminarEn cuanto a los pocos periodistas que han conservado su dignidad no considero que sean todos oficialistas, y quienes se vuelcan para ese lugar creo que como te dije hay que analizarlo desde el contexto actual y creo que es muy valorable, entedible y valiente su accionar visto desde esta perspectiva integral.
Con respecto a lo demás coincido plenamente con el grueso de lo planteado Enrique, me parece un escrito del más alto nivel analítico e intelectual. Te felicito