miércoles, 9 de julio de 2008

El Indio Solari en Tandil: el pueblo contento y con $$$$ en la caja

(Por Melquíades Kafka) Fue un fiasco. Las voces alarmistas ya habían operado sobre la conciencia pequeño burguesa local, advirtiendo que la hora de fanáticos infrahumanos –también llamados bajo el mote de La Negrada-, arrasaría con la ciudad.

Un tipo, en el barrio Rodríguez and Selvetti, fue claro ante el Portal. “Ya tengo el rifle preparado. Al primero que pase la raje le disparo”, dijo. Para colmo la organización no se había andado con chiquitas: contrató 190 milicos, más su propio cuerpo de seguridad.

Lo que medio pueblo imaginaba era una estancia áspera de los 50.000 visitantes. Zapatillas, tachas, gorra, algún tatuaje, vino, cerveza, jean, son elementos constitutivos del ricotero. Eso por afuera, dijo una comadre. Andá a saber lo que tienen en los morrales y las mochilas. Los de acá que se animaron a ir al recital fueron desprovistos de todo objeto afanable. Sospechaban que entre el pogo y el porro les iban a afanar, de arrebato, el reloj o el celular. Pero grande fue la sorpresa cuando vieron a miles de ricoteros filmando tranquilamente con sus teléfonos celulares, o sacando fotos con sus cámaras de tecnología digital.

Cada vecino, puntualmente, colocó la clave de su alarma, o bajó los seguros de las puertas de los autos cada vez que pasó por el aquellare de Espora y ruta 226.

Sin embargo, no pasó nada. Pero nada de nada. Es más, pasó lo que nadie entiende. Tal como le dijo Rodrigo Inza a la corresponsal de Clarín, los picoteros fueron a ¡Epoca de Quesos!, un lugar que no puede decirse que sea barato, a clavarse una tabla de salames y quesos tandileros. El colmo: uno se olvidó de pagar y volvió para cancelar la cuenta…

Todo lo que se vio, como escena dislocada, fue un asado en el dique, o un cambio de palabras entre un ricotero y una cajera de Carrefour. Pero esto, medido en la desmesurada multitud, es nada. Que la ciudad haya quedado sucia, era lógico.

Pero, ¿dónde estuvo la pesada ricotera? ¿Se volvieron todos burgueses? ¿Pacificistas del hipismo retro? ¿O empezaron a comprender y actuar empíricamente como su líder, que firma y canta con la izquierda y suma con la derecha?

No hubo un solo robo. Ni un solo herido. El personal de higiene y seguridad de Solari, mientras la multitud bailaba y saltaba, limpiaba con cestos y palas los residuos que iban cayendo en el pasto del Hipódromo. Nadie se coló. Ningún mozo fue maltratado. A nadie le faltó nada. Y además la multitud invirtió en la ciudad entre 7 y 10 millones de pesos.

Esta señal de urbanidad, que dejó con la sangre en el ojo a los energúmenos que odian a la juventud, describe también los tiempos que vivimos.

Nada es como parece. Los prejuicios son más difíciles que desintegrar que los átomos (Einstein Dixit). Y esa “yuta puta” que detestan los ricoteros de la vieja pesada del rock and roll, es la misma policía que alquila su lider para cuidar la seguridad del evento. Paradoja y contradicción de un Indio muy vivo y millonario gracias a la lealtad de un malón educado y tranquilo. Fuente: La Tandilura

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