* Por Rosendo Fraga
La crisis global
aumenta el rol estratégico y económico de China como potencia mundial.
En la última medición del FMI sobre el PBI de los países presentado en
abril, la economía china superará a la de EEUU ya en 2016, es decir
dentro de cinco años. China es el primer tenedor mundial de Bonos del
Tesoro de dicho país y por esta razón no tiene interés en un colapso de
la primera potencia del mundo, aunque aumentaría su rol mundial. Al
mismo tiempo, pide a Obama mayor responsabilidad para dar seguridad a
los inversores, que actúe con más responsabilidad respecto a su deuda y
que reduzca su gasto militar. Frente a la crisis europea, ha contribuido
comprando bonos de España, Grecia y Portugal para evitar el default de
estos países. El gobierno chino está advirtiendo públicamente que la
crisis que se plantea hoy es más grave que la del 2008 y que ahora no
puede utilizar los instrumentos usados entonces para atenuar los efectos
sobre su economía.
Por ahora China pretende ser la
potencia asiática y para ello requiere el repliegue militar de los EEUU
de su entorno. Las fuerzas armadas norteamericanas tienen en Japón
bases con 40.000 hombres y misiles nucleares de largo alcance que llegan
a todo el territorio chino. Bases similares están en Corea del Sur, con
aproximadamente la misma cantidad de hombres y el mismo tipo de
misiles. Washington ha otorgado una garantía de seguridad a Taiwán que
permite a este país no aceptar la propuesta china de la solución a Honk
Kong (un solo país con dos sistemas que permitiría la reunificación del
territorio nacional chino). Al mismo tiempo, de las siete flotas de los
EEUU dos están frente a las costas de China; éstas cuentan con
portaaviones y submarinos nucleares con misiles de largo alcance. En el
reciente conflicto con Vietnam por el Mar del Sur de China -cuyo
subsuelo es rico en petróleo-, Beijing advirtió a Washington que no
interviniera. Este es uno de los ejemplos de por qué todavía el gasto
militar estadounidense es aproximadamente ocho veces el de China, aunque
las economías muy pronto vayan a ser iguales.
La
cuestión es si puede suceder con China lo que pasó con el fallido
pronóstico sobre Japón, el cual proyectaba que para esta época ya sería
la primera economía del mundo. En 1980 se proyectaba que para 2010 ó
antes el PBI japonés superaría al de EEUU. Los fundamentos relevantes
eran dos. En primer lugar, el crecimiento macroeconómico de Japón en los
35 años precedentes -a partir de su derrota en la Segunda Guerra
Mundial- había sido el doble del estadounidense. De mantenerse la
tendencia, le iba a llevar entre un cuarto de siglo y tres décadas ser
la economía más grande del mundo. El segundo fundamento era que el
rendimiento promedio de los estudiantes japoneses en matemáticas era
superior al de los estadounidenses. Como el futuro era de las ciencias
duras -algo de ello sucedió con el mundo informático-, Japón tenía una
ventaja relevante para ser la primera economía del mundo. Pero el
pronóstico fracasó y ahora Japón no es el primer PBI sino el tercero. En
los años ochenta la economía japonesa se estancó y lleva casi un cuarto
de siglo en esta situación, y los EEUU recurrieron a importar cerebros
-sobre todo del Asia-, con lo cual cubrieron su déficit en esta
materia.
La visión histórica de los últimos dos
siglos muestra que la estabilidad de China puede ser precaria. El país
lleva 35 años de estabilidad desde el final de la Revolución Cultural de
Mao. Pero en los 140 años precedentes, desde la derrota china frente a
los británicos en 1836 en la llamada Guerra del opio que ocasionó
la ocupación de Honk Kong, hasta 1975, China vivió en una suerte de
guerra civil permanente que hundió su economía y desarticuló su rol como
potencia asiática. Hoy la gran cuestión es si el sistema autoritario
comunista de partido único resistirá los inevitables cambios políticos
que generan las transformaciones económicas y sus consecuencias
sociales. El país vive tensiones y conflictos y el gobierno, con décadas
de experiencia en el autoritarismo, aumenta los controles sobre
Internet, a la cual acceden casi un tercio de los chinos. Una crisis
política en la potencia asiática que volviera a desorganizar el país,
como sucedió durante 140 años, probablemente haría fracasar los
pronósticos de que la economía china será la primera del mundo en sólo
un lustro.
Pero en la visión histórica china, que
mide el tiempo por milenios y no por siglos como los occidentales, la
potencia asiática sólo está retornando al lugar que tuvo durante la
mayor parte de la historia. Universidades de los EEUU han reconstruido
el PBI de las regiones del mundo desde el siglo I. De ello surge que
China entre dicho siglo y el XVIII siempre tuvo un PBI superior al de
Europa. El Imperio Romano, un conjunto de territorios en torno al
Mediterráneo, tenía una economía menor a la de China y lo mismo sucedía
con la Europa del descubrimiento de América, entre los siglos XV y XVI.
La potencia asiática tuvo antes la pólvora, el papel y la imprenta. La
decadencia china se desarrolla entre el siglo XIX y el XX y se
corresponde al período mencionado de un siglo y medio de inestabilidad
constante. Desde esta perspectiva, lo que está sucediendo con la China
del siglo XXI es que está volviendo a ser lo que siempre fue: la
potencia del Asia y la primera economía del mundo. Esto permite plantear
que el acelerado desarrollo económico chino seguramente generará
tensiones sociales y conflictos políticos, pero que se trata de un
proceso probablemente irreversible de retorno de la historia.
En
conclusión: la crisis global aumenta el rol de China como potencia
mundial tanto en lo estratégico como en lo económico; por ahora exige
ser reconocida como la potencia del Asia y por ello busca el repliegue
militar de los EEUU de su entorno geográfico, pero se plantea si no
puede suceder con China el pronóstico fallido que se dio en el caso de
Japón en las últimas décadas del siglo XXI; la fuerte inestabilidad
política sufrida por la potencia asiática durante el siglo XIX y XX
puede generar dudas acerca de su futuro, pero la historia mirada en
milenios muestra que en realidad China está volviendo a tener el rol que
tuvo durante la mayor parte de la historia y ello reduce los riesgos.
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