domingo, 11 de julio de 2010

Termina hoy el Mundial, pero seguimos pensando en Diego





(Carlos Lance) Se termina hoy el Mundial de Sudáfrica. Holanda o España serán hoy los equipos ganadores del mundial. Ayer Alemania jugó y le ganó al digno Uruguay por el tercer puesto.

Nuestra felicidad no es el resultado de hoy, ni fue el de ayer. Deportivamente hablando es ser contemporáneos de un ser increíble como es Diego Armando Maradona, con sus aciertos y con sus errores.

Porque algunos lo vimos siendo estrella en 1986 y aquel equipo nos trajo la copa. Porque nos dolió cuando fue víctima de la droga y nos gustó que se recupere. Otros lo disfrutaron dirigiendo éste seleccionado y nunca olvidarán cuando lo fueron a recibir a Ezeiza. Miles hubieran querido estar ahí.

Es por él que Argentina es conocida en el mundo y fue por él que miles de africanos aplaudían cuando llegaba la selección. Un antes y un después en cada cancha, nada menos.

Fue por él que desde el inicio del Mundial hasta el partido que perdimos, en plural, frente a Alemania por cuatro a cero,  millones de argentinos fueron felices. Fuimos felices y hoy no.

Porque Palermo hizo un gol histórico. Porque la Bruja Verón mostró talento y garra. Porque Lio Messi es imparable, jugó en función de equipo y tiene talendo guardado para  otros mundiales. Porque Kun Agüero emociona y es muy joven también. Y emociona Milito, Carlitos Tévez y muchos más.

España ha esperado 90 años para éste día. Las monarquías pierden hoy todas las formalidades porque el fútbol apasiona y conmueve.

Una de ellos llegará hoy a la gloria.

Esperamos ver buen fútbol, que es un negocio que mueve millones, muchos millones más que cuando Diego era chico jugaba un picado en Fiorito o cuando le hizo aquel gol imposible a los ingleses.

Más allá de todo eso, muchos argentinos soñábamos con estar hoy en la final. No se pudo y eso ya no se puede cambiar, aunque duela bastante.

Tal vez hubo un error táctico del técnico, como decían algunos. Tal vez se marcó mal. Tal vez no somos tan campeones como nos creemos y por eso se le viene errando desde 1986.

Por algo costó tanto la clasificación y por algo perdimos 4 a 0 un partido. Por algo los jugadores buenos no están en Argentina y juegan en Europa u otros lugares. Por algo los compañeros de Messi son la mayoría de la selección española y llegaron a la final. Tal vez por algo el fútbol es tan parejo.

Por algo el fútbol es tan mágico que una jugada cambia todo y cuando se nos hace un gol de entrada, como nos pasó, lo que viene es impredecible. Algo de mala suerte tal vez también hubo, pero ellos fueron mejores igual. En ese partido. Y nos ganaron bien.

¿Qué importa eso si hoy juegan Holanda y España y no nosotros?. Importa porque es imposible, desde Argentina al menos, hablar o escribir del Mundial sin hablar de los que tocaron bien los violines. De los que nos hicieron felices y le pusieron una música que por momentos sonó mucho mejor que las vuvuzelas africanas.

Es imposible no transmitir al lector lo que percibimos en conocidos, amigos, familiares, gente del fútbol y gente lejana a él.

Se nos terminó el Mundial con el dos a cero frente a los alemanes y luego, en cada cambio un gol en contra ha sido un baldazo impresionante en la médula de la Argentina.  Ni que hablar.

Es posible que no somos tan campeones como nos creemos, de hecho es así, pero a la selección se la quiere ahora más que antes del Mundial.

Holanda ha perdido dos finales y hoy tal vez se le de. España ha sido analizado por muchos que era uno de los candidatos y llega con ganas de llevarse la copa.

Sneijder, Robben y Van Bommel son jugadores de gran nivel. Quién lo puede dudar. Por algo muchos holandeses también juegan todos los domingos en una España que crece y por eso sueña con el festejo. Su selección española huele al jerarquizadoBarça.

Pero Argentina es Argentina.

Nosotros somos de acá. Somos Lio, somos Tévez, somos la Bruja, somos el Loco Palermo y somos otras esperanzas y tantas lágrimas contenidas desde ese día.

Nosotros somos Diego.

Diego cuando es campeón y Diego cuando nos enseña que también el rey puede perder. Si era por soberbia colectiva, por ahí hasta nos hace bien para el futuro.

No es poco para esta Argentina nuestra que quema y ensucia casi todo, que ahora se perciba que se quiere más a la selección  que antes del Mundial.

Gracias otra vez Argentina.

Y que gane el mejor.

Fuente: El Portal de nuestro amigo Carlos Lance "Revista Renovación"

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