La palabra desayuno, significa DES – hacer el ayuno nocturno. Al ser la primer comida del día, permite interrumpir el ayuno prolongado.
Hay que tener en cuenta que durante la noche el cuerpo se ha mantenido en funcionamiento gracias a las reservas aportadas durante la cena. Es el momento del desayuno, cuando el cuerpo debe renovar las reservas energéticas para poder desarrollar su actividad durante la mañana y el resto del día.
Para mantener un buen estado de salud es necesario consumir energía y diversos nutrientes que se encuentran almacenados e irregularmente repartidos en los alimentos. Por esta razón es imprescindible que nuestra alimentación contenga alimentos muy diversos, representativos de los principales grupos, a fin de lograr un correcto aporte de nutrientes. Y esta recomendación también se aplica al desayuno garantizando el equilibrio nutricional.
Los nutrientes que incluimos en el desayuno son:
- Hidratos de carbono: los cuales son transformados por el organismo en glucosa que es el combustible de nuestro cuerpo. Son esenciales por su aporte de energía para comenzar el día.
- Fibra: presente en los cereales, pan y/o galletitas integrales, como así también en las frutas. Contribuye a mantener y/o mejorar la función intestinal, y a disminuir la absorción de las grasas.
- Vitaminas y minerales: un desayuno variado y equilibrado proporciona una cantidad importante de vitaminas y minerales. Son sustancias que el organismo requiere para funcionar correctamente.
Los alimentos que forman parte de un desayuno completo son:
- Lácteos: leche y derivados como quesos, yogur. Son una buena fuente de calcio, proteínas de alto valor biológico, vitamina B2, A y D.
- Cereales y derivados: pan, galletitas, copos de cereal. Son imprescindibles ya que aportan hidratos de carbono complejos, que son una importante fuente de energía, si elegimos los integrales generamos un buen aporte de fibra.
- Frutas y jugos de frutas: el desayuno también puede ser una buena ocasión para incluir frutas frescas por su alto aporte de agua, además de vitaminas y minerales. Por su parte, las frutas secas (almendras, avellanas, nueces, maní) ofrecen un alto contenido energético y su importante aporte de ácidos grasos insaturados y fibra también las considera recomendables para incluir en el desayuno.
- Azúcares y dulces: aportan energía y sabor a las preparaciones (ej. infusiones, o tostadas), pero se recomienda utilizarlas con moderación ya que no aportan ningún nutriente específico.
- Otros: infusiones: té, mate cocido, café, malta.
Entre sus principales beneficios podemos mencionar:
- Mejora el estado nutricional, contribuyendo a equilibrar la alimentación, mejorando el aporte a las ingestas recomendadas, y en definitiva, previniendo o evitando deficiencias nutricionales.
- Controla el peso, ya que ayuda a conseguir una correcta distribución de las calorías a lo largo del día.
- Contribuye a mejorar el rendimiento físico e intelectual, aportando la energía necesaria para empezar el día. Se ha demostrado que ‘la omisión del desayuno provoca un estado fisiológico que afecta negativamente a la función cognitiva y al aprendizaje’[1]
Conclusión: el desayuno es la primer comida que se realiza en el día, y la que permite incorporar la energía y los nutrientes necesarios para poner en marcha el organismo. La inclusión en la alimentación de un desayuno diario, contribuye a equilibrar la alimentación, previniendo o evitando deficiencias nutricionales, y manteniendo así un correcto estado de salud.
[1] IMPORTANCIA DEL DESAYUNO EN EL RENDIMIENTO INTELECTUAL Y EN EL ESTADO NUTRICIONAL DE LOS ESCOLARES’ Rev. Es. Nutr. Comunitaria 2000; 6(2):53-95
LIC MERCEDES ZEBALLOS
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