domingo, 14 de febrero de 2010

Estuvo en Tandil: Enrique Zuleta Puceiro "La política y la sociedad en el Bicentenario"

Incorporamos este sustancioso reportaje de Zuleta Puceiro que en su paso por la ciudad, dió al matutino local, El Eco.  



-¿Cuál es su visión respecto a la Argentina del 2010 y la del Centenario?


-Yo no soy de los pesimistas, no profeso ninguna teoría de la decadencia. Creo que la Argentina ha ganado muchísimo, que tiene un horizonte muy importante de realización. No obstante tiene sus conflictos, en el Centenario había conflictos muy parecidos a los de ahora, existía una disputa entre el Ejecutivo y el Legislativo que tenía prácticamente cerrado el Congreso en 1910. Era una política de republicanos que no querían ser democráticos -aunque venía la democracia con la Ley Sáenz Peña- y hoy tenemos a democráticos que no quieren ser republicanos, dirigentes a los que no les gusta la república, les hace mal.


-¿Hay algún paralelo con respecto a la economía del centenario con la actual? Sobre todo por las últimas medidas del gobierno…


-Un país que es muy renuente a asumir las condiciones del mundo, y a hacerlo a su modo. Hoy no podemos pensar en ser una quinta potencia mundial como lo éramos en aquel momento. Igualmente me da la impresión que, más allá de ese análisis, no estamos en una situación muy diferente. Somos un país extraordinariamente situado frente a las demandas del orden económico que viene, con capacidad para dar respuestas importantes. Coincido con algunos que piensan que la Argentina ha hecho muchos deberes, el tema de la reservas es claramente un fondo anticíclico. No podemos pensar las reservas como las pensaban los economistas en los noventa, como una especie de soporte de la moneda y garantía de los acreedores, es también un instrumento de política activa, para eso están las reservas. Ahora lo que no puede aceptarse es que ese fondo lo pueda usar el que ocasionalmente se desempeñe en el gobierno sin pensar en otros poderes.


Panorama político


-En las últimas horas hubo declaraciones de Pichetto y Rossi que hablaban acerca de que el vicepresidente Cobos tiene actitudes golpistas, ¿cómo queda el panorama político ante estas declaraciones?


-El caso Redrado reveló un Cobos muchísimo más débil de lo que se pensaba, no sólo en su imagen pública, porque perdió mucho peso su imagen, sino porque dio la idea de que aislado y atacado Cobos se retraía. Es como el caso de Reutemann, si se lo aísla, se achica y se jivariza. Son dirigentes que trabajan sobre sí mismos, sin redes de contención ni estructuras de funcionamiento, por eso están muy dependientes del entorno. Cobos tiene una imagen neta muy alta, un 46 por ciento de juicio positivo y ninguno negativo, es el dirigente mejor valorado pero en una posición muy endeble. Creo que el peronismo, algunos muy astutos en esto, están atacando exactamente en el vientre blando de una figura todavía muy extraña, que es recelada incluso por los radicales, quienes lo necesitan por ser candidato, pero lo recelan porque pertenece a otro estilo de política. Es un hombre de sinuosidades, de matices difíciles de tipificar, de acompañar, no es fácil un voto de confianza a Cobos. Los independientes valoran más estas figuras, porque este ensayo de aparición de nuevas figuras es interesante. Como los independientes son el 80 por ciento de la sociedad argentina, lo más probable es que Cobos siga con este estilo, corriendo con los costos. Eso no evitará que desde el peronismo ataquen esa parte, incluso que lleguen a cuestionar este papel tan difícil, en el precipicio, de ser vicepresidente de la república y ser el líder de la oposición. Es muy difícil esa posición, requeriría alguien con una inmensa personalidad, una claridad extraordinaria de objetivos y una capacidad de trasmisión y comunicación de esa posición que Cobos no tiene.


-Entonces, ¿qué candidato llega en mejores condiciones a las elecciones del año que viene?


-No lo sabemos, los candidatos están muy abiertos. Hoy hay diez figuras con posibilidades de ser candidato, por lo menos. Ciertamente la grilla está encabezada por Kirchner y Cobos. Pero Kirchner tiene la posibilidad, a través de una interna abierta obligatoria en el peronismo, de ser candidato único. En ese caso, si Kirchner es candidato, es un ganador inevitable de la primera vuelta. Ahora, ¿qué pasa si no tiene la diferencia necesaria para ganar en primera instancia? Hoy en día no la tiene. Podría pasarle como a Menem en el 2003 cuando hasta el último de los candidatos de la grilla podía ganarle las elecciones en el ballotage. ¿Puede llegar Kirchner en esa posición? No lo está, pero puede llegar a estarlo si los votantes de la oposición se unen. También está Cobos, si logra la mayoría suficiente para que el radicalismo lo lleve de candidato. No lo veo a Cobos encabezando un partido político propio contra el radicalismo. En ese caso, la victoria del peronismo, con una oposición divida, es irreversible. Si la oposición se une, gana. De lo contrario, pierde.


-¿Y el caso de Mauricio Macri?


-Macri tiene alrededor del 10 por ciento a nivel nacional, lo cual es bastante alto, y puede salir beneficiado del voto independiente. Además hay un voto de centro-derecha, como está habiendo en muchos países de América Latina de manera inesperada. Chile es un buen ejemplo. La gente está dispuesta a cambiar pase lo que pase, la sociedad argentina no quiere perder la oportunidad. Hoy los sectores productivos representan a la sociedad argentina y, si la política económica los inquieta, son capaces de conectar con las clases medias, donde está el electorado fundamental.


-Sobre el panorama económico ¿existe la inflación o es un “acomodamiento de precios”, como dice el gobierno?


No se puede decir que no hay inflación y que sólo hay un problema con la carne. Todos los precios están afectados. Me parece que el sistema político argentino está perjudicando al sistema económico y viceversa. Creo que es un sistema que está altamente concentrado, los mercados son muy débiles porque no hay precio. Hay como una ética de náufragos, donde no hay precios, no hay valores.

Fuente: El Eco de Tandil










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