Por Celeste, especial para NOVA.
Como todas las mañanas me dispuse a tomar un baño. Un ritual. Hubo un cambio de planes, sí, tomé otro momento del día, la hora de la siesta para dedicarme a mi cuerpo. Un ritual extra que me hizo sentir en un spa de amor.
Hay dos instancias que ayudan a mi cuerpo a relajarse: dormir y bañarme. Una ducha reparadora para armonizar mi piel. Pequeños detalles que me proporcionan grandes beneficios como escuchar música con la puerta entreabierta. Una vela aromática encendida, flores frescas todos los días. Necesito ese deseo de mimarme, consentirme, darle ese espacio a mi agenda rutinaria como un momento tan exclusivo y saludable.
Preparé mi toallón, la toalla de mano, las que después reciben con suavidad y ternura tibias, la ropa la elijo en el momento, (subiendo las escaleras patinosas por el caminar de mis pies descalzos y húmedos que dirigen a mi cuarto), los shampoos con aroma a almendra y un baño líquido con fragancia a fresias.
Me saqué los zapatos, mis pies se fueron relajando, la ropa, me quité la misma como si alguien estuviera observándome, me dio vergüenza mi desnudez; accioné la llave de la ducha, probé con mis manos la temperatura del agua, dudé, sentí mucho frío, pero me lancé como chapoteando los charcos con botas amarillas.
Mojé mi cabello, di masajes en mi cabeza. Con los nudillos y yemas de los dedos, froté lentamente y circularmente la cabeza, de frente hacia atrás. Respiré lenta y profundamente. Al exhalar, eliminé toxinas. Técnicas que aportan armonía. Busqué el jabón líquido con mis manos, una neblina más bien bruma de vapor impedían ver. En la parecita de la bañera siempre hay un jabón común para este tipo de emergencias, tampoco lo hallé.
¿Una conspiración de jabones? ¿Se sublevaron? Y sentí un viento, más bien una brisa caribeña, con perfume a hombre.... El jabón estaba allí... cobró vida con la figura de mi amor. Quedé exhorta ante tanta belleza ....Cerré los ojos y dejé mi piel en manos de él….”
Mi cuerpo experimentó un efecto tranquilizante, la sensación de aceite tibio con propiedades relajantes, con bondades regenerativas en mi piel, con aroma a esencias de menta, violetas, rosas, jazmín…. Sentí revitalizar mis hormonas, mis órganos, mi sangre… liberé vapores, energicé mi corazón. Con masajes circulares, desde mi cuello hasta la parte baja de la espalda, él deslizó sus manos humectantes de placer, estimulando así mis zonas más erógenas, despejando frenos y corazas, acarició mi panza y se dirigió hacia la entrada del amor... Penetró en mi ser, en mi piel dejando vestigios de sus sales aromáticas… actuó como esponja de baño, dejando mis piernas tersas y suaves. Quedé muda ante semejante visión ¿Realidad? ¿Locura? ¿Sueño? ¡Extásis!
Experimenté tener perlas desparramadas por todo mi cuerpo. Un toque armonioso y de glamour, en un ambiente a media luz, estimulando mis sentidos. Él me hizo el amor. En este ambiente donde me amó como un quemador de incienso, portador de aceites y esencias más refinado; transformando mi ritual en una atmósfera distinta, donde el juego de los sentidos y la armonía cobraron vida a él, a mi.
Espero todos los días este ritual. Espero todos los días su amor. Espero el despertar de mis sueños más profundos…Te espero…Amor….te sueño con aroma a perlas del más exquisito jabón…
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