sábado, 29 de mayo de 2010

Discurso de la Presidente en el III Foro de la Alianza de las Civilizaciones en Brasil


Señor Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas; señores Jefes de Estado; representantes de Jefes de Estado; Primeros Ministros; titulares de Organizaciones Multilaterales: agradecer en primer término, la hospitalidad del señor Presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien en esta maravillosa ciudad de Río de Janeiro, ha ayudado a celebrar este Tercer Foro de la Alianza de las Civilizaciones, desde aquí diviso al canciller Miguel Ángel Moratinos.
Recuerdo el momento en que se inició esta iniciativa y que adherimos, desde la Argentina, fervorosamente, porque la consideramos un instrumento, un ámbito más donde perseguir un objetivo que es precisamente la construcción de un mundo diferente, donde las diferencias étnicas o religiosas no constituyan vallas para el desarrollo y la integración de la sociedades.
Pertenezco a un país que ha cumplido hace unos pocos días, 200 años; un país que se ha conformado esencialmente por corrientes migratorias. Las primeras a fines del siglo XIX y principios del XX de origen europeo, pero también provenientes de otros lugares, del Asia, luego de Latinoamérica, de Medio Oriente; millones de argentinos son descendientes de árabes; tenemos la quinta comunidad judía a nivel internacional.
El grado de la convivencia no solamente es producto de la tolerancia, sino esencialmente de la integración y de la asimilación sin perder las identidades y las historias, a una forma de vida, a punto tal que, descendientes de árabes, han alcanzado la Primera Magistratura de mi país, y también ciudadanos de origen judío, desempeñaron o desempeñan al frente de los Estados Federales argentinos, el más alto cargo como puede ser el de gobernador; quien les habla, además, es también, nieta de inmigrantes europeos.
Somos por lo tanto, una sociedad con una diversidad y una pluralidad pocas veces vista, que -debo contarles algo- fue puesta a prueba en dos oportunidades, en el año 1992 cuando sufrimos el atentado terrorista que voló la Embajada de Israel, y luego en 1994 cuando se produjo la voladura de la mutual judía AMIA, ambas en la ciudad de Buenos Aires. Leer más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares