lunes, 18 de julio de 2011

Facundo Cabral, o civilización y barbarie en Guatemala


Facundo Cabral
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Cuando el político, pedagogo y escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), presidente de la Argentina entre 1868 y 1874, publica Facundo o civilización y barbarie (1845) en el periódico El Progreso, que fundara en Chile, lejos estaba de saber que, pasado el tiempo, un nuevo ciudadano argentino llevaría el nombre de su personaje. En efecto, en mayo de 1937 nace el cantautor de trova Facundo Cabral, vil y absurdamente asesinado en ciudad de Guatemala a las 5:30 am del sábado 9 de julio de 2011.
Cabe advertir que el Facundo de Sarmiento fue un personaje real, toda vez que la novela biográfica trata acerca de Juan Facundo Quiroga (1793-1835), un militar argentino que se convirtió en aliado del tirano Juan Manuel de Rosas, pero traicionado por éste cae asesinado en 1835. Sarmiento escribe diez años después la biografía, toda vez que en el pueblo aún se escuchaban exclamaciones como: “¡No!, ¡no ha muerto! ¡Vive aún! ¡Él vendrá!” (introducción; página 5 de la séptima edición; 1958, Editorial Sopena Argentina).
Posiblemente, y en su justa dimensión, tales deseos populares pudieran aplicarse al Facundo de hoy, Cabral para más señas, con la diferencia de que en tanto que Juan Facundo Quiroga constituye una pequeña muestra de lo irracional —la barbarie— comparado con la civilización, Facundo Cabral representa la lucha por la vida, por la cual es necesario batirse todos los días. Quiroga asesinó a cientos y Cabral le cantó a la vida de millones.
Para Sarmiento, “Facundo murió corporalmente en Barranca-Yaco; pero su nombre en la historia podía escaparse y sobrevivir algunos años, sin castigo ejemplar como era merecido” (página 14 de la edición citada). Cabral pasa a la historia como un ejemplo digno de imitar, al igual que sus coterráneos los escritores Ernesto Sábato (El túnel, 1948), Jorge Luis Borges (El Aleph, 1949), y Alejo Carpentier (El recurso del método, 1974).
El 9 de julio de 2011 se advierte que las palabras de Cabral, en una de sus composiciones poéticas, fueron proféticas: “Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos negociantes”. Causó estupor, ira, vergüenza, llanto y muchas emociones encontradas conocer la triste y amarga noticia, ver su cuerpo tendido aún dentro del vehículo donde iba camino al aeropuerto, después de haber brindado en Guatemala dos conciertos en fechas 5 y 7 de julio, donde la última canción que interpretó fue “No soy de aquí, ni soy de allá”, pues era un trovador errante que recorrió 159 países.
Ojalá que los malos —la barbarie— se den cuenta algún día de que es mal negocio la violencia, pero sobre todo, que los buenos —la civilización— salgan de la indolencia y luchen también por la paz, construyéndola diariamente, pues es necesario trabajar todos los días por la vida.(fuente: Letralia)

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