domingo, 30 de enero de 2011

Egipto: "El Pueblo quiere derrocar al régimen"




Acabo de volver de la manifestación, demasiado cansado y con mucho frío a causa del ‎agua que nos han echado. Pero todo eso no importa, lo que vi debe ser contado y ‎transmitido entre la gente.‎ ‎Lo que he presenciado hoy ha sido una serie de sorpresas impresionantes, muy ‎impresionantes.‎
La primera sorpresa fue la cantidad de gente que había, tal y como se vio por la ‎televisión. Todo el mundo se creía que iba a ser el único en salir a la calle; pero no fue ‎así.‎
La segunda sorpresa fue que la mayoría de los que estaban fuera eran jóvenes, jóvenes ‎de hoy en día, de los que usan el Facebook; se les veía que disfrutaban de una situación ‎relativamente holgada. También había mucha gente de distintos oficios: he visto ‎compañeros míos de la facultad a los que no había visto en diez años. Me llamó la ‎atención que salieran a la calle personas que aparentemente no lo estaban pasando tan ‎mal como el resto del pueblo egipcio.‎
La tercera sorpresa fue que pese a que la mayoría de la gente eran jóvenes, también hubo ‎mucha gente mayor y señoras cincuentonas andando a paso lento muchos de ellos, ‎incluso algunos salían con sus hijos.‎
La cuarta sorpresa fue que nos acompañaban chicas, o para ser más concreto, había más ‎chicas que chicos en nuestro grupo. Eran chicas muy educadas, esas que ves por la calle ‎y piensas que son de buena cuna y crees que nunca pasean solas por las calles. Pero ‎eran chicas muy valientes y tan fuertes como los mejores hombres allí presentes. Aquello ‎me llamó la atención.‎
La quinta sorpresa fue temíamos que alguien incordiara a las chicas que iban en nuestro ‎grupo; pero no fue el caso. Todo el mundo fue muy respetuoso, cuidando especialmente ‎a las chicas. (Eso indica que las molestias que sufren las chicas en general cuando van ‎por la calle son por parte de personajes infiltrados de Interior).‎
La sexta sorpresa fue que no hubo violencia, para nada! Cuando la gente empezó a ‎atacar las patrullas de la Seguridad Central que nos habían atacado con chorros de agua, ‎todo el mundo empezó a gritar: “marcha pacífica, pacífica, pacífica”. ‎
La séptima sorpresa fue que cuando la marcha llegó a la Plaza de la Liberación y allí se ‎instaló, hubo gente que empezó a limpiar restos y basuras, para que la gente se entere ‎que somos un pueblo civilizado.‎
La octava sorpresa fue que al mirar a mi alrededor, me di cuenta de que efectivamente ‎eso estaba limpio!‎
La novena sorpresa que me llevé fue cuando una de las chicas que iban con nosotros y la ‎cual yo no conocía, empezó a jurar por el Corán y por su Profeta. Lo curioso es que ‎luego me enteré que esa chica era cristiana; pero eso no importó. Y no importó porque al ‎fin y al cabo todos amamos nuestro país y gritamos para que esté mejor. No importan ‎esas pequeñas diferencias.‎
La décima sorpresa fue el grado de orgullo y satisfacción que uno siente cuando grita ‎con todas sus fuerzas en nombre de Egipto; “Gran aplauso para Egipto, gran ‎aplauso...” Gritas el nombre de tu País, el País que siempre soñaste vivir en él para el ‎resto de tu vida, sin que nadie te tilde o que tú mismo te tildes de sensacionalista o de ‎loco. Y finalmente anuncias que amas a tu País y sin ningún asomo de vergüenza!‎
La undécima sorpresa fue que en medio de todo el miedo y la preocupación por lo que ‎pueda hacer los aparatos de Seguridad, alzas la mirada al cielo y con otras veinte o ‎treinta mil almas gritas: “¡Allah es grande. Oh, Dios! y te quedas satisfecho, tranquilo, ‎porque Le has vitoreado, y porque sabes que El te hará vencer. Y ya lo hizo. ¡Gracias, ‎oh, Dios!‎
La decimo tercera sorpresa que me llevé fue que me di cuenta de que los jóvenes de ‎Egipto son de lo mejor, y sin exagerar: son caballerosos, valientes, amantes de su país, ‎muy conscientes y con Dios en su corazón.‎
La decimo cuarta fue que los mayores gritos que la gente aclamaba al unísono fueron ‎aquellos dirigidos a Mubarak y al Régimen. Los jóvenes son muy conscientes y saben ‎perfectamente cuál es el problema. Los otros gritos no tenían tanto entusiasmo.‎
La decimo quinta sorpresa que me llevé fue que vimos a Ibrahim Issa llevado a hombros ‎de los manifestantes con un amor puro y claro. También me encontré con Nawara Negm, ‎la saludé y vi cómo en sus ojos había lágrimas de felicidad de la belleza del acto que ‎estaba presenciando. Efectivamente, el que es respetuoso lo es en todos los niveles, y ‎aquél que obedece a Dios y no a sí mismo, Dios le guía y le guía muy bien.‎
La decimo sexta sorpresa fue que abordamos Giza, y siempre que intentaron pararnos, ‎nosotros, con todos los que éramos, nos abríamos paso: pasamos por la avenida Mustafa ‎Mahmoud, por la de la Liga Árabe en ambos sentidos, por la avenida del Héroe Ahmed ‎Abdelazeez, por la Plaza Duki, por la avenida de la Liberación, por Ópera llegando a la ‎Plaza de la Liberación.‎
A menudo sentía miedo a que me pasara algo, pero no hay otra opción. Tenemos que ‎luchar contra la injusticia. Dios nos manda luchar contra todas las injusticias... Él no nos ‎creó sólo para adorarle y para disfrutar de sus virtudes; Dios nos creó para habitar la ‎Tierra y para usar todas sus Bondades para luchar contra los injustos y también para ‎difundir la Justicia. Desde siempre Nos dijo que nuestras vidas dependen tan sólo de Él, ‎sólo tenemos que mostrar nuestra voluntad, Él ya nos ayudará.‎
Tienes que romper con el miedo y unirte a aquellos que defienden la Justicia, ‎musulmanes y cristianos. ¿Acaso no sueñas con que nuestros hijos crezcan en una Patria, ‎y que desarrollen grandes proyectos en grandes universidades, o que escriban un ‎complejo libro? Siempre será mejor que esta vida que nos consume, y el trabajo que nos ‎atonta; sí, porque desempeñamos trabajos triviales, porque el que tiene un doctorado ‎sabe perfectamente que cualquiera de fuera es mucho mejor que él; o que un ingeniero ‎como yo no sueña siquiera en crear algo complejo, todas sus tareas se reducen a hacer ‎cosas que ya se han hecho antes mil veces, salvando pequeños detalles sin importancia. ‎Y si alguien quiere conseguir dinero, tiene que dedicarse al comercio o al marketing. O ‎como aquellos profesores de universidad que saben perfectamente que aquello que están ‎impartiendo está ya más que visto y que es casi inútil, y aunque tengan un buen grupo, ‎saben perfectamente que sus alumnos no aplicarán en su trabajo ni la mitad de lo que ‎aprenden en las aulas. Saben perfectamente que si el día de mañana sus alumnos ‎trabajasen, lo harían en algo banal, tal y como lo hacen ellos. No tenemos la NASA, ni ‎Harvard, ni Cleveland, ni tampoco disponemos de un MIT (Instituto Tecnológico de ‎Massachusetts); hay que olvidarse de todo eso.
Cuando miro a mi hijo de un mes pienso que aun dándole una buena educación, ‎probablemente acabará como yo, preocupado por tanta repugnancia existente. ‎Probablemente, también se asociará a algún movimiento, para así desahogarse y ‎entonces, sólo Dios sabrá qué es lo que le podrá ocurrir. También está la opción de ‎educarle de cualquier manera, y entonces probablemente será un delincuente o ‎pertenecerá a algún partido nacionalista o a lo mejor emigre y entonces le veré sólo ‎una vez por año. Pero también está la opción de ponerme manos a la obra y construir ‎para él un país digno.‎
Dicen las noticias que la Seguridad ha conseguido vaciar la Plaza de la Liberación de los ‎manifestantes. Personalmente no sé qué es lo que va a ocurrir mañana, o pasado o ‎después de un mes. Esa gente es como nosotros, se manifiestan porque la injusticia duele ‎y hace daño. Hay gente que murió, otra que fue arrestada; pero seguirán adelante porque ‎la Libertad y la Dignidad saben muy bien. ¡Sal y únete a ellos, únete a la Justicia, ya sea ‎en la Plaza de la Liberación o en cualquier parte! No te olvides que todo está en manos ‎del Señor, tu riqueza, tu salud, tu vida. Y tampoco te olvides de que todos aquéllos que ‎dieron sus vidas en las manifestaciones, hoy son mártires. Probablemente hubiesen ‎muerto en el mismo momento en un accidente tonto, o por cualquier estúpido motivo por ‎el cual muere la gente en Egipto.‎
La última sorpresa que me quedó por mencionar, ustedes perdonen, es que Egipto es un ‎país respetuoso, con un pueblo vivo, y se revoluciona por su Dignidad. Recientemente ‎apareció la imagen de este pueblo en Al-Jazeera mientras gritaba abierta y directamente: ‎‎!El pueblo quiere derrocar el Régimen! (fuente: webislam)

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