Hoy nuestro país se encamina hacia la consolidación de las instituciones democráticas mediante nuevas elecciones nacionales que permitirán garantizar la genuina expresión de la voluntad popular.
Estas elecciones se desenvuelven en un clima político y social de paz y de máxima libertad de expresión con el objeto de promover y propiciar la participación ciudadana que garantice la sustentabilidad política de un proyecto nacional que contiene y debe contener a todos los argentinos, sin ninguna clase de excepción.
Después de recibir un país desvastado, quebrado, con una profunda depresión económica y moral, con la pérdida de la autoestima y de nuestra propia dignidad hemos podido emerger como uno de los países de mayor crecimiento a nivel mundial en 8 años de gestión superando el 7% anual acumulativo.
Hemos podido crecer hasta alcanzar un ingreso per cápita casi el doble de toda América Latina después de haber tomado decisiones estratégicas para las cuales había que tener convicción y coraje.
Renegociamos la deuda pública con una reducción neta de más de 70.000 millones de dólares.
Terminamos con el tutelaje del Fondo Monetario Internacional.
Recuperamos autonomía en nuestras decisiones privilegiando el mercado interno, recuperando y abriendo las persianas de nuestras fábricas para generar empleo genuino con valor agregado para nuestra producción.
Abrimos nuevos mercados. Aumentamos casi tres veces nuestras exportaciones de casi 25.600 millones de dólares a más de 70.000 M de dólares.
Logramos aumentar de 60 millones de toneladas a 100 millones de toneladas la producción de cereales y oleaginosos.
Invertimos 6,47% del PIB en educación, repatriamos más de 800 científicos y creamos una cartera específica para garantizar mayor inversión en ciencia y tecnología conjuntamente con un 4,5 del PIB en inversión pública para construir carreteras, puertos, energía, puentes, viviendas, agua potable y cloacas, gasoductos, obras fundamentales para el desarrollo de nuestro país.
Pudimos generar más de 5 millones de empleos y redujimos la desocupación de 24% a 7,3%.
Protegimos la industria local, e incentivamos la industrialización de nuestros productos, agregando valor y defendiendo la producción nacional mediante licencias temporarias, combatiendo las prácticas desleales de antidumping y fiscalizando el ingreso aduanero para evitar el daño ocasionado a nuestros trabajadores.
Recuperamos a las convenciones colectivas de trabajo como herramienta de diálogo, negociación y consenso pasando de 200 a más de 1300 actualmente. Logramos el salario mínimo vital y móvil más alto de América Latina.
Desde la debilidad de un país atomizado, fragmentado, sin fe ni esperanza hasta este presente pletórico de expresiones sociales, pudimos generar cambios estructurales en un contexto en donde se han respetado sin hesitar todas las libertades civiles, las garantías, los deberes y los derechos que prescribe nuestra Constitución Nacional.
En estos ocho años de gestión, hemos gozado de todas las libertades y principalmente de la libertad de expresión consolidando un país sin impunidad, con memoria, verdad y justicia.
Fuimos capaces de promover la sanción de la ley de servicios de comunicación audiovisual, para garantizar la pluralidad de voces, el empleo nacional, imágenes, miradas y pensamientos, y seremos capaces de defender la vida, la dignidad y el patrimonio de todos los argentinos.
Este proyecto político, tuvo decisiones económicas trascendentes para lograr por primera vez en la historia económica argentina en forma simultánea superávit fiscal primario, financiero, comercial y en cuenta corriente para incrementar las reservas como política contracíclica y utilizar las divisas excedentes en una franca política de desendeudamiento para reducir la vulnerabilidad externa que históricamente ha sido una fuente de desequilibrios macroeconómicos del país.
Hemos podido recuperar el empleo, la productividad, el poder adquisitivo del salario y la institucionalidad para la administración de los conflictos sociales sin reprimir las protestas sino garantizando genuinamente la resolución de las demandas conforme al diálogo abierto y sincero.
Fuimos capaces de recuperar la participación de los asalariados en la distribución del ingreso mediante una política sensible en este período, conjuntamente con una reducción de los parámetros de desigualdad medidos por el coeficiente de gini de 0.545 a 0,39 según datos de la OCDE y que es el más bajo de la América Latina, paralelamente con una reducción del empleo informal.
Logramos reducir las asimetrías intertemporales del ingreso mediante la asignación universal por hijo que permite la inclusión educativa y sanitaria de niños, niñas, adolescentes y jóvenes beneficiando a 3,8 millones de personas extendiéndose incluso a las mujeres embarazadas, como así también a 2,5 millones de nuevos jubilados a partir de la jubilación anticipada y la movilidad jubilatoria para sostener la recuperación creciente de los haberes jubilatorios.
Esta ampliación de derechos sociales se extendió con la sanción de la ley de matrimonio igualitario.
Jamás en la historia las provincias argentinas que integran el norte grande han tenido tantas obras de reparación histórica que incentivan nuevas inversiones industriales y de servicios como consecuencia de la plena vigencia de un tipo de cambio competitivo que estimula el aprovechamiento de nuestras ventajas competitivas.
Hoy el país nos exige responsabilidad. Una responsabilidad que no implica arriar banderas sino que debe inducir a la racionalidad para expresar ideas e intereses en aras de la construcción de nuestro destino colectivo.
El legado de Néstor Kirchner, requiere hoy la continuidad de este proyecto político que ha transformado el país.
Hoy este Consejo Nacional del Partido Justicialista respalda con firmeza y convicción a nuestra líder, la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner para que con el apoyo de todos continúe profundizando el proyecto con un nuevo mandato popular porque nuestra patria la necesita.
Será la tarea de todos luchar por lo que nos falta. Será el esfuerzo común. Será finalmente cumplir con nuestro mandato popular.
Estas elecciones se desenvuelven en un clima político y social de paz y de máxima libertad de expresión con el objeto de promover y propiciar la participación ciudadana que garantice la sustentabilidad política de un proyecto nacional que contiene y debe contener a todos los argentinos, sin ninguna clase de excepción.
Después de recibir un país desvastado, quebrado, con una profunda depresión económica y moral, con la pérdida de la autoestima y de nuestra propia dignidad hemos podido emerger como uno de los países de mayor crecimiento a nivel mundial en 8 años de gestión superando el 7% anual acumulativo.
Hemos podido crecer hasta alcanzar un ingreso per cápita casi el doble de toda América Latina después de haber tomado decisiones estratégicas para las cuales había que tener convicción y coraje.
Renegociamos la deuda pública con una reducción neta de más de 70.000 millones de dólares.
Terminamos con el tutelaje del Fondo Monetario Internacional.
Recuperamos autonomía en nuestras decisiones privilegiando el mercado interno, recuperando y abriendo las persianas de nuestras fábricas para generar empleo genuino con valor agregado para nuestra producción.
Abrimos nuevos mercados. Aumentamos casi tres veces nuestras exportaciones de casi 25.600 millones de dólares a más de 70.000 M de dólares.
Logramos aumentar de 60 millones de toneladas a 100 millones de toneladas la producción de cereales y oleaginosos.
Invertimos 6,47% del PIB en educación, repatriamos más de 800 científicos y creamos una cartera específica para garantizar mayor inversión en ciencia y tecnología conjuntamente con un 4,5 del PIB en inversión pública para construir carreteras, puertos, energía, puentes, viviendas, agua potable y cloacas, gasoductos, obras fundamentales para el desarrollo de nuestro país.
Pudimos generar más de 5 millones de empleos y redujimos la desocupación de 24% a 7,3%.
Protegimos la industria local, e incentivamos la industrialización de nuestros productos, agregando valor y defendiendo la producción nacional mediante licencias temporarias, combatiendo las prácticas desleales de antidumping y fiscalizando el ingreso aduanero para evitar el daño ocasionado a nuestros trabajadores.
Recuperamos a las convenciones colectivas de trabajo como herramienta de diálogo, negociación y consenso pasando de 200 a más de 1300 actualmente. Logramos el salario mínimo vital y móvil más alto de América Latina.
Desde la debilidad de un país atomizado, fragmentado, sin fe ni esperanza hasta este presente pletórico de expresiones sociales, pudimos generar cambios estructurales en un contexto en donde se han respetado sin hesitar todas las libertades civiles, las garantías, los deberes y los derechos que prescribe nuestra Constitución Nacional.
En estos ocho años de gestión, hemos gozado de todas las libertades y principalmente de la libertad de expresión consolidando un país sin impunidad, con memoria, verdad y justicia.
Fuimos capaces de promover la sanción de la ley de servicios de comunicación audiovisual, para garantizar la pluralidad de voces, el empleo nacional, imágenes, miradas y pensamientos, y seremos capaces de defender la vida, la dignidad y el patrimonio de todos los argentinos.
Este proyecto político, tuvo decisiones económicas trascendentes para lograr por primera vez en la historia económica argentina en forma simultánea superávit fiscal primario, financiero, comercial y en cuenta corriente para incrementar las reservas como política contracíclica y utilizar las divisas excedentes en una franca política de desendeudamiento para reducir la vulnerabilidad externa que históricamente ha sido una fuente de desequilibrios macroeconómicos del país.
Hemos podido recuperar el empleo, la productividad, el poder adquisitivo del salario y la institucionalidad para la administración de los conflictos sociales sin reprimir las protestas sino garantizando genuinamente la resolución de las demandas conforme al diálogo abierto y sincero.
Fuimos capaces de recuperar la participación de los asalariados en la distribución del ingreso mediante una política sensible en este período, conjuntamente con una reducción de los parámetros de desigualdad medidos por el coeficiente de gini de 0.545 a 0,39 según datos de la OCDE y que es el más bajo de la América Latina, paralelamente con una reducción del empleo informal.
Logramos reducir las asimetrías intertemporales del ingreso mediante la asignación universal por hijo que permite la inclusión educativa y sanitaria de niños, niñas, adolescentes y jóvenes beneficiando a 3,8 millones de personas extendiéndose incluso a las mujeres embarazadas, como así también a 2,5 millones de nuevos jubilados a partir de la jubilación anticipada y la movilidad jubilatoria para sostener la recuperación creciente de los haberes jubilatorios.
Esta ampliación de derechos sociales se extendió con la sanción de la ley de matrimonio igualitario.
Jamás en la historia las provincias argentinas que integran el norte grande han tenido tantas obras de reparación histórica que incentivan nuevas inversiones industriales y de servicios como consecuencia de la plena vigencia de un tipo de cambio competitivo que estimula el aprovechamiento de nuestras ventajas competitivas.
Hoy el país nos exige responsabilidad. Una responsabilidad que no implica arriar banderas sino que debe inducir a la racionalidad para expresar ideas e intereses en aras de la construcción de nuestro destino colectivo.
El legado de Néstor Kirchner, requiere hoy la continuidad de este proyecto político que ha transformado el país.
Hoy este Consejo Nacional del Partido Justicialista respalda con firmeza y convicción a nuestra líder, la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner para que con el apoyo de todos continúe profundizando el proyecto con un nuevo mandato popular porque nuestra patria la necesita.
Será la tarea de todos luchar por lo que nos falta. Será el esfuerzo común. Será finalmente cumplir con nuestro mandato popular.
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