COMUNICADO DEL PJ Y FPV
Cuando el benefactor nos da lecciones de vida y de política
Una de las dificultades más importantes para definir lo público, y consecuentemente el espacio público es la apropiación de ese lugar por los “particulares” y “auto-convocados”, como gustan de definirse actualmente.
Estos sujetos sociales no son nuevos, en general representan el más rancio conservadurismo, pero se presentan de manera novedosa, se arrogan la representación de la “Voluntad general” y con ello también la del “bien común” que desde el siglo XVIII ha pasado a ser exclusiva del Estado.
El Estado un cuerpo integrado por todos los ciudadanos, obligado y limitado por leyes que no deben y no pueden diferenciar entre ricos y pobres, pues antes que nada debe garantizar la igualdad ante la ley de sus ciudadanos.
En los últimos tiempos la exaltación de los “particulares” y los “auto-convocados”, entre otros, ha atrasado más o menos 200 años el reloj político-institucional de nuestras frágiles democracias. La derecha conservadora ha reaparecido con una fuerza que muchos creímos, sino desaparecida, por lo menos atenuada.
El eje del discurso de la derecha es la apropiación sin límites de bienes materiales y la acción directa, sin mediaciones, para aplicar
Esto es, la voluntad de los ricos que donan cuando quieren y la “arbitrariedad” del Estado que pretende cobrarle impuestos para mantener escuelas, hospitales, caminos, acción social, etc. Claro es que los hijos de los ricos no van a escuelas públicas y por eso el Estado cuando sostiene escuelas públicas lo hace con impuestos que en este sentido no son “arbitrarios”, si no fuera así, dependeríamos de la voluntad de los ricos para tener salud, educación, viviendas populares, caminos y luego también dependeríamos de ellos para elegir representantes y votar.
No estamos haciendo ciencia ficción, estamos relatando historias muy nuestras y no tan lejanas. Ese estilo de vida y de gobierno que reivindicó el Sr. Blanco Villegas en Tandil, el sábado, mientras era aclamado por buena parte de la clase política de nuestra ciudad.
Tandil ha sido, en los últimos tiempos, un escenario privilegiado de ese fenómeno de servilidad de la clase política frente a los poderes económicos más descarnados.
Una buena pregunta sería ¿qué le pasa a una sociedad que es capaz de denostar a sus representantes, al Estado, a la política, a lo público, todo en una ensalada peligrosa y no es capaz de levantar la voz contra la vuelta de un discurso y de una práctica política, muy política, de carácter conservador?.
Hay un mundo de diferencia entre entender la política como beneficencia y entenderla como un derecho. Alguna vez Evita dijo “donde hay una necesidad hay un derecho” y con ello le dio sentido a uno de los ejes más revolucionarios del Peronismo,
Lo “público” se instituye sobre
Lo “público” es lo común y común es comunidad y comunicación, ¿cómo puede una sociedad dejar esto en manos de los particulares que cuando voluntariamente quieren, donan y obviamente, como lo dejó muy claro el Sr. Blanco Villegas en nuestra ciudad.
Donan poniendo condiciones por que la plata es de ellos, entonces llegará el día en que Tandil deje de llamarse Tandil para llamarse con el nombre de algún particular que, con ansia de eternidad, done lo suficiente con la condición de que se le cambie el nombre a la ciudad.
En el reclamo que hizo Blanco Villegas en su discurso que las donaciones les sirvan para la eximición de sus impuestos queda al desnudo el espíritu del benefactor.
Nuestro Intendente, legal y legítimamente elegido por el pueblo de Tandil fue colocado en el lugar del otro emprendedor particular, sin Estado.
Imaginamos que quienes votaron a Miguel Lunghi lo hicieron pensando que iba a representar a todos los ciudadanos de Tandil, es decir a “servir” a todos los ciudadanos de Tandil como dijo Blanco Villegas en su discurso ser “public servants”.
En eso estamos de acuerdo, el problema es que la mayoría de los ciudadanos de Tandil no tenemos la plata para donar un hospital y exigir que se llame definitivamente “Juan Pérez” por ejemplo.
Por fin qué destino le cabe a una sociedad que hace voluntariamente una opción por los ricos, le arma un gran acto para celebrarlo y aplaude al Patrón, que proponiéndose como un ejemplo, le da lecciones de vida?
Frente para
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