domingo, 8 de junio de 2008

Crítica de la razón agraria

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martes 13 de mayo de 2008
ImagePor Alfredo Eric Calcagno

¿Qué son las retenciones? En el lenguaje común se llama “retenciones” a un tributo a las exportaciones que se aplica a determinados productos y que gravan una renta extraordinaria; en este caso la renta es la diferencia entre el costo de producción local más una ganancia media en la economía local, por una parte, y el precio en el mercado mundial, por la otra. Se trata de un porcentaje que varía según el producto de que se trate, que incide sobre la renta obtenida y no en el beneficio empresario. Ese es su primer rasgo fundamental: gravan una renta y no el lucro empresario (por el que se paga el impuesto a las ganancias). La diferencia es importante. Las retenciones no se refieren al trabajo y al esfuerzo del productor (que genera el beneficio empresario), sino a la diferencia entre el costo nacional y el precio internacional del producto de que se trate (que constituye la renta). El productor poco tiene que ver con los costos locales (aunque, naturalmente, hay productores más o menos eficientes) y nada con los precios externos que provocan la renta: los bajos costos argentinos son en gran medida un regalo de la naturaleza, que nos dio tierra fértil, régimen adecuado de lluvias y otras facilidades naturales. A su vez, el precio internacional depende de las cosechas en otros países, de la demanda mundial de los productos básicos y de otros factores ajenos al productor local. No es la remuneración de un factor de la producción, trabajo o capital, sino una renta caída del cielo. Por su misma índole, pertenece a la comunidad toda, es decir a la Nación. En verdad, las retenciones sirven para regular qué parte de la renta se le asigna al productor y qué parte capta el Estado, partiendo de la base de que gran parte de esa renta es el resultado de factores naturales, del crecimiento asiático y de las políticas macroeconómicas. Entonces, no es el Estado el que le mete la mano en el bolsillo al productor, sino al revés. ¿Por qué va a ser el productor el beneficiario de una suba internacional de precios, en la que no tuvo nada que ver, si ya cobró su ganancia empresaria, incluida en los costos nacionales? De tal modo no sería confiscatorio el porcentaje que le regule el Estado, aunque sea poco (en cambio sí lo sería si se tratara del beneficio empresario). Por ejemplo, en Noruega, país capitalista desarrollado, las empresas petroleras tributan el 78% de sus utilidades. ¿Para qué sirven las retenciones? Las retenciones tienen varios objetivos. Uno consiste en captar recursos fiscales. Otro, en impedir la suba de los precios internos de los productos que se exportan. Un tercero, reside en realizar una redistribución del ingreso. Dentro de un sistema fiscal que es esencialmente regresivo, puesto que grava más al consumo que a la propiedad y la renta, las retenciones constituyen un impuesto progresivo. En el presupuesto de 2008, significa el 10,1% de los ingresos corrientes del gobierno nacional. Uno de sus propósitos fundamentales es impedir la suba de los precios internos de los productos que se exportan. En general, los empresarios tienen la alternativa de vender su producto en el mercado interno o exportarlo. Si el precio internacional es mayor (como ocurre con los alimentos argentinos), su primera posibilidad es exportar, con lo que habrá un menor abastecimiento del mercado interno y pueden subir los precios; la segunda posibilidad consiste en vender en el mercado local al mismo precio que el externo, que es mucho más alto. En ambos casos, se desencadena un proceso inflacionario, con nuevas pujas salarios-precios y pérdida de competitividad de todo el aparato productivo. La solución al problema consiste en captar una parte significativa de la diferencia entre el precio local y el externo, de modo que no haya gran diferencia entre vender aquí o exportar. Contribuye también a la redistribución del ingreso al permitir captar recursos que pueden destinarse a subvencionar a otros sectores más desfavorecidos, tanto urbanos como rurales; por ejemplo, cuando se aplican mayores retenciones a los grandes productores y con esos recursos se alivian los costos de los productores pequeños o marginales. Asimismo, fijar retenciones más altas para la soja que para otras producciones agrícolas e industriales sirve para defender la diversidad de la oferta agropecuaria (sin la cual se empobrecerán rápidamente los suelos) y favorecer su transformación en productos de mayor valor agregado. Otra modalidad de las retenciones se manifiesta cuando son móviles. En esos casos, se ajustarán de modo automático a la suba o baja de los precios internacionales; de tal modo se introduce en el sistema un factor de estabilidad. No debiera perderse de vista que los precios internacionales de la soja han disminuido fuertemente en las últimas semanas, debido a los avatares de la crisis financiera internacional: los hedge funds que, al canalizar parte de su liquidez en los mercados de commodities, originaron una fuerte suba en enero y febrero, han liquidado parte de esas posiciones en marzo. Esto ha acercado automáticamente la tasa de la retención sobre la soja a sus niveles anteriores a las medidas del 11 de marzo. Las retenciones móviles no funcionan sólo como "techo" de los precios internos del bien que se exporta, también sirven como "piso". Se acusa a las retenciones de ser un impuesto “distorsivo”. Con ese criterio, todos los impuestos son distorsivos, porque de alguna manera modifican la distribución del ingreso y el juego de los mercados (en ese plano, ¿qué es más distorsivo? ¿las retenciones o el IVA?). Sin embargo, los impuestos constituyen el precio que debe pagarse para vivir en un país civilizado. En este caso se trata de un gravamen justo, porque capta para el conjunto nacional una parte de la renta generada por la diferencia entre precios nacionales e internacionales, que es ajena al esfuerzo del productor y al beneficio empresario. En síntesis, su función básica no consiste en recortar ingresos sino en distribuir rentas extraordinarias. Por eso las retenciones son justas.(Fuente:www.365.com.ar)

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