lunes, 18 de junio de 2012

DDHH: Confirman la identificación de Olga Noemi Casado




Una historia que encuentra su final
La filial marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la identificación de Olga Noemí Casado, desaparecida en 1977 en Dock Sud y vista en los centros clandestinos Puesto Vasco y La Cacha. Casado tenía 19 años, era enfermera, militaba en Montoneros y estaba embarazada de siete meses. En cautiverio tuvo a su hija, identificada por Abuelas en 2008 (nieta número 93 recuperada). Los restos fueron exhumados del cementerio de Avellaneda e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en el marco de la Iniciativa Latinoamericana por la Identificación de Personas.

Olga Casado había nacido el 1º de abril de 1958. “Era alegre, dicharachera y feliz”, recuerda su madre, Emilce Flores de Casado, integrante de Abuelas en Mar del Plata. Cuando terminó el secundario ingresó a la carrera de enfermería en la Universidad Nacional de Mar del Plata. En agosto de 1976 se casó con Jorge López Uribe, secuestrado poco después. Olga se mudó con compañeros a La Plata, donde conoció a Juan Oscar Cugura, un montonero oriundo de Esquel. Para sus compañeros de militancia Olga era “Julia” y Oscar era “Negro Sefe” o “Seferino”. El cayó entre octubre y noviembre de 1977, ella a fines de noviembre o principios de diciembre en Dock Sud, Avellaneda. Por sobrevivientes se sabe que estuvo en centros clandestinos del circuito Camps.

Antes de caer le hizo saber a su madre que tenía una noticia importante para comunicarle. Emilce viajó a Buenos Aires pero ya la habían secuestrado.
En 1984 la familia Cugura denunció las desapariciones en Conadep. Un sobrino entregó la foto de su “tía Julia”, dijo que estaba embarazada y que era marplatense. Emilce pensó una y otra vez que la noticia que Olga quería darle era sobre el embarazo. En 2004, cuando se creó la filial local de Abuelas, dos de sus nietas se sumaron a trabajar. En 2006 la foto de Olga llegó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), donde constataron que era la “tía Julia”. Entonces, con la certeza del embarazo, ambas familias dejaron sus muestras hemáticas en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En 2008 se logró identificar a la nieta nacida en cautiverio, que vivía en Santiago del Estero. El juez federal Humberto Blanco debió ordenar un allanamiento para extraer muestra de ADN de la víctima, que vivía con sus apropiadores.

Cuatro años después, familiares y amigos pueden despedir los restos de Olga.
Fuente:Pagina12

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