Ese día llovía, llovía y llovía: parecía que millones
de argentinos soltaron amarras y descargaron esa energía que los pueblos, y
solo los pueblos, pueden crear y la naturaleza se hizo eco del latido del corazón
popular. Miles de trabajadores, de hombres y mujeres de los destinos más
recónditos de la Patria
confluían sobre el aeropuerto de Ezeiza. Los jóvenes, en mayoritarias columnas,
encabezaban la marcha hacia el reencuentro con ese hombre del destino... Un
solo grito se escuchaba en la madrugada del histórico día: PERÓN, PERÓN, PERÓN.
Cruzamos arroyos, riachos, campos arados, populosas
barriadas que engrosaban la marcha al grito “los que están con Perón / que se
vengan al montón”. Y fuimos miles a buscar a JUAN DOMINGO PERÓN a Ezeiza. En nuestros corazones todavía vibra
las cuerdas mas profundas del alma; era un sentimiento imposible de describir.
Nos unía un líder, una pasión y una doctrina, defendida a sangre y machete
durante largos 17 años de resistencia. Ese recuerdo de jóvenes y viejos
militantes nos fundió en un metal impenetrable con el Movimiento que Juan y
Eva alumbraron por los años 40 de la
centuria pasada, del milenio pasado.
Y hoy todavía
escuchamos la palabra de Juan: “Nosotros, los justicialistas que no seamos
capaces de pensar con honradez y con
humildad, deberemos convencernos en el futuro de que esas son las dos grandes
virtudes que hacen nobles y grandes a los pueblos. Nosotros pensamos que el fin
de la riqueza no es la explotación de la soberbia, sino que es servir
socialmente a los pueblos. Mientras la necesidad ande suelta en las calles, y
el hombre argentino no tenga la posibilidad de resarcir su desgracia de otra
manera, tendremos la delincuencia suelta en las calles. Debemos pensar que el hombre, por naturaleza, es bueno; son
las circunstancias los que lo hacen malo. Y a esos malos deberemos ofrecerles
un destino que los haga buenos. En ello, el Gobierno ha de empeñarse en primer
término, porque para el Justicialismo el hombre está por sobre todas las demás
circunstancia”. (18/08/73).
Y es por llevar adelante el mensaje y el pensamiento
de Perón que los jóvenes de aquellos históricos años del retorno, dejamos la
comodidad hedonista, la tranquilidad del buen vivir sin compromisos y nos
dejamos arrastrar por la utopía “de la grandeza nacional y la felicidad del
pueblo”. Y Perón encarnaba esa utopía que un 17 de Noviembre se hacia realidad.
Sentíamos que “lo fundamental es la salvación de la
comunidad, fuera de la cual no hay solución para nadie; porque nadie ha de
realizarse en una comunidad que no se realiza”.
Adunamos un interesante reportaje a un ex-integrante de las FAP y Montoneros. La revisión de la historia es permanente, y debemos tomar nota de todas las opiniones. En el día de la Militancia Peronista, nos debemos un momento de reflexión y revisión de nuestra historia, aunque no les agrade a muchos compañeros:
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