lunes, 3 de junio de 2013

Radicales con los nervios de punta: entre el Lunghismo o la fantasía de partido progresista





Mirando tele el domingo a la noche, escuchaba al analista político Novaro, y entre otras cosas planteaba un escenario sin el kirchnerismo en el poder; logicamente aparece el peronismo en su otra vertiente con más chance de gobernar y con pocas chances por su localía aparecía en su analisis el macrismo. Del radicalismo ni pio; no aparece en ningún esquema electoral con un mínimo de participación importante. Esto viene a cuento de que nosotros en Tandil estamos lidiando con un fenómeno de profundas raices conservadoras enquistado en el partido radical, que a mérito de ellos y desméritos del justicialismo local, gobiernan esta hermosa ciudad, desde hace diez años. Gracias a la perspicacia de dos viejos dirigentes de la UCR, que se mimetizaron en la ola que el gobierno de Néstor Kirchner impuso en la Argentina; adoptaron el estilo kirchnerista y hace 10 que vienen ganando en la ciudad. La oposición local, que es oficialismo provincial y nacional, viene arrastrando desde el 91 el síndrome radical de ser perdedores seriales y sentirse cómodo en su triste papel de acompañantes quejosos del oficialismo. Bueno esto viene a cuento de los avatares que la interna radical está visibilizando en estos días previos al cierre de lista de legisladores locales para las PASO y las elecciones de medio turno de Octubre. Para esto transcribimos un ilustrativo artículo de PolíticaTandil:

El concejal Atilio Magnasco termina su mandato y asegura que desea irse a su casa.  O, mejor dicho, a su empresa en donde lo vienen reclamando.  El hombre se hace rogar pero dicen que no le disgusta la idea de que se lo tenga que pedir el mismo Lunghi.  Al mismo tiempo, un sector del radicalismo asegura que no sería bueno tener un candidato que tiene algunos temas pendientes con la AFIP.
El radicalismo local no está tranquilo.  Lejos de eso, está muy movedizo.  Es que los diez años de gobierno y el tiempo de descuento los puso en actividad interna y vuelven a salir a la luz las diferencias que siempre existieron entre quienes responden a Carlos Fernández, los ex margaritos y los que asimilan la palabra lunghismo a radicalismo, los que solo respetan la autoridad de jefe comunal y quieren saber poco y nada con el partido.
La primera “jugada fuerte” salió a la luz con el tema “Ekeko”.  Fue un sector del radicalismo el que tiró el tema.  Un día antes del allanamiento del prostíbulo que funcionaba en una propiedad del legislador provincial hubo llamados y mensajes por correo que decían “¿Sabías que Carlos Fernández tiene un prostíbulo?”.  Menos de 24 horas después fue la movilización de la Policía y de la Justicia hasta Lisandro de la Torre al 600.  Allí, quien manejaba el “piringundín” le dijo a uno de los efectivos: “Ustedes no saben adónde se están metiendo.  Esto es del senador Fernández”.  El radical alquilaba el lugar donde todo el mundo sabía que funcionaba un prostíbulo pero nadie podía tocarlo.  El legislador aseguró luego que como él no salía “de noche” no tenía cómo saber el uso que se le daba a ese local de luces “negras” en su interior y un cartel en la puerta que decía “Ingreso prohibido a menores de 18 años”.
Lo cierto es que el dato salió de la misma UCR y en sincronización con el operativo.
Esos mismos mecanismos internos funcionaron ahora para deslizar que Magnasco tendría “algunos problemas con la AFIP”.  No quisieron decir si era una cuestión personal o empresarial, pero dejaron la inquietud.  “No sería un buen candidato una persona que no tiene sus impuestos en orden”, señaló la fuente que tiene vinculación con la del caso Fernández.
Lo cierto es que Magnasco es uno de los mejores vistos por el jefe comunal, quien mira  en él a un sucesor con posibilidades: apellido “ilustre” en el patriciado local, empresario y hombre vinculado a las entidades benéficas.  Magnasco asegura que en su empresa lo reclaman.  Pero si se lo pide Lunghi en persona no le quedará demasiado margen.  La pregunta es si una vez dado este paso, sus detractores saldrán a dar la información impositiva que prometen.
El otro candidato podría ser Marcos Nicolini, quien se desempeña en el Ejecutivo desde hace cuatro años pero fue elegido para ser concejal en primer término.  El hombre que levantaba el dedo acusador contra las “candidaturas testimoniales” terminó siendo el único testimonial de todas las listas.  Esa misma condición lo debilita en esta instancia, aunque todo el mundo, dentro del Municipio, reconoce que es una de las cartas preferidas de Lunghi.  Habrá que ver si ese padrinazgo pesa más que el riesgo de volver a candidatear a una persona que nunca ejerció el cargo para el que fue elegido.
Finalmente, el otro que suena es Matías Civale, el hombre que viene de las ciencias contables pero que cumple rol político dentro del Gabinete. Hombre que se ha sabido ganar fama de duro e intransigente.  No se sabe aún si ese fue el rol asignado o es apenas una característica de su personalidad.
Pero Civale ya ha empezado a recibir lo suyo “puertas adentro”.  En el tiroteo interno le adjudican la administración de “la caja” del Gobierno, una caja que tendría ingresos no fácilmente “blanqueables” ahora que está de moda hablar del tema.  En espacios periodísticos de chismorroteo político escriben que las “amistades” del joven contador impiden realizar algunos procedimientos de Inspección General.  El funcionario en cuestión competiría con el mismo Roberto Carlos quien se adjudica “un millón de amigos”.
Los radicales más atrevidos aseguran que el Gobierno tenía “dos cajas”: una grande y una chica.  La pequeña la manejaba un hombre de gran confianza del Intendente que ya no está, justamente por haber perdido lo único que lo sostenía en el poder: la amistad del jefe comunal.  Esa caja funcionaba en Inspección General y estaba destinada a los menos favorecidos, a los empresarios y comerciantes de pelaje ralo.
Los otros, los más encumbrados, los de más llegada, arreglaban antes de que el tema llegara a Inspección.  Montos fijos o variables, según los requerimientos de campaña y eventos que requerían de apoyo “privado” eran pasados directamente a la “caja grande”.
Civale no se salva de ser sindicado como el “cajero” del Intendente.
El dato empezó saliendo en los espacios de chimentos periodísticos más o menos “agudos”  -según de quien se trate- pero no tardaría en recorrer otros carriles si avanza la intención de poner a Matías Civale como candidato.
Así está la cosa en la UCR.  Munición pesada cruza de un lado para el otro, pero al estilo radical: con cara de “yo no fui” y dando un apretón de manos y un abrazo si la situación lo requiere para no pasar por “mal educado”. 

1 comentario:

  1. vivi en Mar del plata parte de mi vida
    Ahora estoy desde hace mucho en Miami
    Que reconfortante haberte encontrado
    Saludos a mi ciudad

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