¿Por qué países como Alemania pertenecen al Primer Mundo (para usar una terminología del viejo siglo XX) y nosotros estamos “rascando el fondo de la lata”?. Muy sencillo: ellos ponen a los más capaces en aquellos estamentos y empresas del Estado que deben llevar adelante la política del Estado Alemán. A los incapaces los relegan al seguro social para cumplir con el imperativo kantiano del bien común. Son solidarios y protegen a los minusválidos, ancianos y niños. Nunca se les ocurriría proponerlos a legisladores o funcionarios públicos con poder de decisión en la “cosa pública”. Por eso, están donde están: en la vanguardia económica, política y social del mundo.
Todo esto es a cuento de la noticia que nos relata la presencia de una empresa alemana en nuestra tierra, buscando oportunidades para la instalación de un parque eólico en la región.
Lamentablemente me viene a la memoria el paso raudo y estrepitoso del Sr. Favoretti por
Hoy, una empresa alemana, viene a explotar el negocio, que humildemente algunos vecinos del pueblo le sugerimos a las máximas autoridades del Ente eléctrico local.
Eso sí, participamos de la compra de un equipo que con el tiempo nos costará las joyas de la abuela mantener; todo de apuro y para la coyuntura, nada de pensar en términos de largo plazo y para una ciudad intermedia como se proyecta Tandil.
Esa mentalidad de bolicheros nos condena al fracaso, mientras los que valoran y aprovechan de sus mejores inteligencias miran al futuro, nosotros discutimos el costo del “kilová” de hoy, y no nos preocupamos del largo plazo.
Mientras tanto, seguimos entregando lamparitas y derrochando energía con luminarias de “nuevo rico” en la ciudad.
Políticas de Estado para afrontar los desafíos energéticos del futuro inmediato, ninguno. Así nos va. Los alemanes ponen sus mejores cerebros a preparar el futuro, nosotros seguimos dando laburo a quebrados y amigos del mandamás de turno.
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www.abchoy.com.ar/leernoticias.asp?id=45430
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