martes, 7 de mayo de 2013

Evita siempre presente en los trabajadores (natalicio 7 de mayo de 1919)


"¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actríz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían. Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina. Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos desfila el pueblo llorando. Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos semanas de largo. Suspiran aliviados los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra. Muerta Evita, el presidente Perón es un cuchillo sin filo."
Eduardo Galeano , Memorias del Fuego , México, Siglo XXI, 1990.Evita siempre presente en los trabajadores
Eva había nacido en Los Toldos, Provincia de Buenos Aires el 7 de mayo de 1919, hija de Juan Duarte y Juana Ibarguren. La precedían cuatro hermanos Elisa, Blanca, Juan y Erminda.


Su padre había llegado a esa localidad al comienzo del siglo XX y arrendado el campo de La Unión. Pertenecía a una familia de la burguesía de Chivilcoy, militante conservador y patrón de estancia, fue nombrado suplente del Juez de Paz en 1908.

La situación de la familia se complicó con la muerte de duarte el 8 de Enero de 1926, como consecuencia de un accidente automovilístico en Chivilcoy.

A los ocho años Evita comenzó su escuela primaria, cursando en Los Toldos primero y segundo grado. El tiempo de ocio y juego transcurría trepando árboles, escudriñando la naturaleza, envuelta en disfraces caseros que la convertían en aquello que su imaginación le sugiriera. Había pocos juguetes comprados en una época que la familia conoció las vacas flacas.

Según un relato de una sus biógrafas Noemí Castiñeiras, cuando llegó el año 1930, doña Juana decidió partir con su ’tribu’, así la llamaba, buscando mejores posibilidades en la cercana localidad de Junín y Evita fue inscripta en la escuela No. 1 ’Catalina Larralt de Estrugamou’, en tercer grado.

Eran amigos de la casa de doña Juana, el mayor Alfredo Arrieta, jefe del distrito militar, José Alvarez Rodríguez, rector del Colegio Nacional y su hermano, el doctor Justo Alvarez Rodríguez. El primero se casaría con Elisa y el último con Blanca.

Pasión por el arte

Los juegos teatrales de los años toldenses empezaron en Junín a tomar forma más reales. Años después dirá Eva Perón en ’La razón de mi vida’ que ’siendo una chiquilla, siempre deseaba declamar. Era como si quisiese decir siempre algo a los demás, algo grande, que yo sentía en lo más hondo de mi corazón’.

Participaba en los actos culturales y teatrales del colegio nacional local, en los actos del cine del pueblo, de las audiciones radiales y de las colecciones de fotos de artistas. Quería ser actriz. Por eso decidió viajar a Buenos Aires a pesar de la oposición de su madre, que finalmente la llevó a la gran urbe, dejándola en casa de una familia amiga, los Bustamante.

Fueron años difíciles para Evita, de miseria, trabajo y esperanza. En 1945 alcanzó la tan ansiada denominación de ’estrella’, y señalará en un reportaje concedido a la revista ’Radiolandia’: ’No soy como quieren hacerme aparecer aquellos que no perdonan nunca el que una mujer joven llegue a una posición destacada, una advenediza. Tengo más que cinco años entregados de lleno al culto de esta vocación firmísima que en mi es el arte. Un lustro de sinsabores, de inquietudes nobles, que conoció la incertidumbre de los momentos adversos, como supo también del halago de las horas felices’.

Los dos terremotos

La Argentina asistiría a dos terremotos, uno sísmico y otro político. El 15 de enero de 1944, un terremoto destruyó el noventa por ciento de los edificios de la Ciudad de San Juan. Murieron siete mil personas y quedaron doce mil heridos. El 22 de enero se realizó un festival en el Luna Park a beneficio de las víctimas del terremoto, Eva Duarte y Perón comenzaron una relación que presentarían socialmente en la función de gala del Teatro Colón, el 9 de julio del mismo año.

Evita tenía en esa época tres programas en radio Belgrano: a las 10:30, ’Hacia un futuro mejor’; a las 18:00, encabezaba el elenco del radiodrama ’Tempestad’; y a las 20:30, ’Reina de reyes’. Fue elegida presidente de la Agrupación Radial Argentina, entidad gremial de la que figuró como fundadora en 1943.

Pero iba a producirse un segundo terremoto, el 17 de octubre de 1945, cuando sectores de la nueva clase trabajadora argentina, surgida al calor de las migraciones internas y de la acción de Juan Perón, generarían un movimiento popular de base social obrera: el Peronismo.

En su libro ’Historia del peronismo’ Evita, clarificó la cuestión cuando calificó a Carlos Marx como ’jefe’ del movimiento obrero internacional y acotó que se había equivocado, sin embargo en su ’antirreligiosidad’ ya que dijo, ’no hay nada más popular que la religión’ que ’no debe confundirse con el clericalismo’.

La acción pública de Evita fue meteórica y junto a su liderazgo de masas donde calificaba en duros términos a la ’oligarquía’ y al ’imperialismo plutocrático’ resaltaba a sus ’descamisados’ y ’grasitas’.

Decía que ’’el hambriento no puede esperar’ y se abocó a asistir a los pobres en todas sus necesidades. La Fundación Eva Perón, creada en 1949, encarnó de manera orgánica una política solidarista y asistencial: repartió juguetes, remedios, ropa, alimentos, creó hospitales, escuelas, centros de esparcimiento, colonias de vacaciones, organizó campeonatos de fútbol y de otros deportes, entre otras actividades.

A diferencia del mero asistencialismo creó albergues para mujeres pobres del interior del país, para madres solteras y para mujeres desplazadas de sus hogares por la violencia familiar. Creó escuelas-talleres para enseñar a la mujer tareas comunes al hogar y al trabajo industrial. La ayuda social llegó también al extranjero, la Fundación Eva Perón envió comida y medicamentos a Italia, España y el Estado de Israel.

El voto femenino

Preocupada por las cuestiones relativas a la mujer logró que se anulara en el vetusto Código Civil la calificación injuriante de ’hijos adulterinos’, ’hijos sacrílegos’ e hijos putativos, un anacronismo de la época. Hizo realizar una encuesta sobre el estado de la familia trabajadora que sería utilizada en noviembre de 1954, por la diputada Delia Parodi, para fundar el proyecto peronista que estableció el divorcio vincular.

Lo más trascendente en materia de género fue la incorporación de la mujer a la vida cívica, estableciéndose en 1947 mediante la ley 13.010 el derecho al voto y a ser candidatas para las mujeres. En 1952, veintitrés diputadas y seis senadoras ocuparon bancas en el Parlamento.

Decía Evita: ’Todo absolutamente todo en este mundo contemporáneo ha sido hecho según la medida del hombre. Nosotras estamos ausentes en los parlamentos. En las organizaciones internacionales. No estamos ni en el Vaticano ni en el Kremlin. Ni en los Estados mayores de los imperialismos. Ni en los grandes consorcios. Ni en la masonería ni en las sociedades secretas. No estamos en ninguno de los grandes centros que constituyen un poder en el mundo’ (’La razón de mi vida’).

Evita dijo al inaugurarse la sección judía del Partido Peronista denominada OIA (Organización Israelita Argentina) que: ’el antisemitismo ha sido obra de la oligarquía’.

En la crisis argentina, peronistas y antiperonistas no se dieron cuartel, como parte de la lucha de clases que actuó subterráneamente durante una década de gobierno popular.

Evita fue testimonio de una época y trasciende en su corta vida por sus valores más positivos. En su muerte no halló descanso y su cuerpo fue profanado por la barbarie. Pero su recuerdo y el de su lucha han signado a la conciencia popular y se proyecta hacia el futuro. Falleció el 26 de julio de 1952 a los treinta y tres años.

La potencialidad movilizadora de la acción social, que caracterizó el despliegue político de Eva Perón, partía de ideas-fuerza que se transformaron en conciencia colectiva.

Su reconocimiento intuitivo de las clases populares, su intermediación, testimoniaron la efectividad de su rol público y ningún mito, por más poderoso que sea, puede alcanzar el reconocimiento de las masas como ocurrió con ella.

A los 26 años, esa mujer salió a encontrarse con la historia y en los siete siguientes -su fallecimiento se produjo el 26 de julio de 1952- escribió una página de vida para no olvidar.

Trascendió a su época

Odiada y amada, algunos ahora intentan relegarla en el recuerdo silencioso - justamente a ella que fue todo ímpetu y atrevimiento-, transformarla en estatua explicando que fue producto de una época. Como si cada tiempo no tuviera causas particulares y solamente muy pocos hechos alcanzaran la perspectiva de la historia. Eva Perón trasciende su época para convertirse no en un mito o parábola sino en paradigma de la justicia social concreta.

En los años setenta, Evita fue reivindicada por la nueva generación, a despecho de los políticos profesionales, incluidos los justicialistas: “Si Evita viviera, sería montonera...” atronaba la militancia juvenil que protagonizó el Luche y Vuelve que permitió el retorno de Perón a la Argentina tras 18 años de exilio.

Con sus aciertos y errores, Eva Perón desarrolló una meteórica campaña a favor de los necesitados. No se trató de la caridad como lo entendían aquellas damas de beneficencia dirigidas por la marquesa pontificia María Jacinta Harilaos de Olmos que trataba de paliar la miseria con paños fríos. La obra de la Fundación Eva Perón todavía no ha sido estudiada en su magnitud. Hay algunos apuntes dispersos en el tomo I del libro de Otelo Borroni y Roberto Vacca, titulado La vida de Eva Perón. Testimonios para su historia de 1970, tomo único porque las condiciones imperantes de la época obligaron a los autores a no publicar la continuación de la obra.

Aquella acción de Evita partía de un reconocimiento espontáneo de los nuevos movimientos sociales no encuadrados en partidos políticos ni sindicatos, ni contemplados por otras instituciones y grupos de interés. Mujeres, niños, jóvenes, ancianos, enfermos, ocuparon la actividad de la Fundación, que llegaba a donde los organismos del Estado no alcanzaban. Fue una forma de gestión popular basada en el principio de solidaridad y no en el de caridad. Alentaba el desarrollo de la persona humana antes que el asistencialismo. Promovía el crecimiento material y espiritual para completar un tipo de desarrollo político-social. No era una ayuda momentánea para desalentar la rebeldía, sino que apostaba a la esperanza para un mundo mejor.

Partía de un antiguo principio cristiano sostenido ya en la Baja Edad Media, que ’los pobres son siempre acreedores de los ricos’. Pero se necesitó del genio y la fuerza de voluntad de Eva Perón para que los nobles principios no se transformaran en letra muerta y, por el contrario, constituyeran una fuente inagotable de vid


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