domingo, 5 de abril de 2009

Cambio Climático: Se rompió el Puente de Hielo Wilkins en la Antártida

5 de abril de 2009.- Necesario no por motivos esotéricos, no por razones fundamentalistas. Simplemente: las sociedades que no se adaptan desaparecen. Roma, la España católica, la Francia del antiguo régimen, etc. etc.

El mensaje de la historia es que la propia dinámica cambia las condiciones de contorno que controlan las ecuaciones que rigen la sociedad. Pero los triunfadores jamás han querido ver esto.

Durante mucho tiempo, los altos ejecutivos de Detroit han despreciado el nuevo interés social de la gente preocupada por el medio ambiente: "¡Fundamentlistas ecológicos!¡Basura!"

De la misma forma, muchas personas de éxito en España niegan el cambio climático. Cuando un pobre catedrático de universidad va a visitar a uno de los dueños de las grandes empresas constructoras, o de una empresa que vive de quemar carbón, como Endesa, a exponerle sus preocupaciones, la respuesta es siempre la misma: "Mire usted, yo se lo que hay que hacer. ¿No ve que estoy en lo más alto? Olvide sus preocupaciones. Se lo digo yo, que sé más que nadie. ¿No ve que he triunfado?"

Lean ustedes esto, aunque esté en ingles.

La esencia de lo que dice es que Toyota, Honda, otras compañías, se han adaptado al siglo XXI. General Motors, Chrysler, otras más, quieren seguir viviendo en 1950.

Todavía en mayo pasado, hace menos de un año, Solbes declaraba públicamente que no veía «inminente» la llegada de una crisis y que hablar de recesión era hacer «catastrofismo». Difícilmente se podía haber equivocado más.

A los que hablamos del cambio global se nos acusa de catastrofismo. Pero las noticias de la realidad se suceden como las noticias de la crisis económica. La realidad es tozuda y los milagros no existen.

Es infinitamente mejor adaptarse a los cambios antes de que acaben, que empeñarse en mantener lo inmantenible. Los nobles franceses de 1780 no querían casar a sus hijos con las herederas de los altos financieros, porque eran "plebeyas".

Hoy los reyes casan a sus hijos con las hijas del pueblo, periodistas y deportistas. Se adaptan y sobreviven. Pero hoy son los altos financieros y empresarios, los altos economistas, los nuevos nobles, los que se niegan a aceptar a los plebeyos que no saben de "eso".

El cambio necesario es hacia una mayor calidad de vida. Una vida de competición constante lo único que genera es estrés. Con una vida de cooperación uno tiene lo suyo y parte de lo de los demás. Si puede uno vivir sin la tensión diaria que no genera ninguna ventaja, ¿no aumenta eso la calidad de vida?

¿Fracaso, como en GM, o triunfo?

Fuente: Antonio Ruiz de Elvira

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