domingo, 24 de febrero de 2008

Ante un nuevo aniversario del 24 de febrero de 1946: La palabra de Perón
Juan Domingo Perón.

Por Mario Enrique Abait, secretaria de Cultura, prensa y propaganda del Partido Justicialista de Tandil, especial para Agencia NOVA.

Hace 62 años, el justicialismo traducía en triunfo electoral la epopeya histórica del 17 de octubre del 45.

La crónica de esos años fundacionales fueron reflejadas-por amigos y adversarios- en miles de textos que hoy podemos leer y discutir desapasionadamente.

No es nuestro interés sintetizar los hechos de aquellos tiempos, sino reflexionar en este 2008 sobre el futuro del movimiento que creará Juan y Eva Perón cuando el siglo pasado cruzaba la mitad de su vida.

El justicialismo, a partir de la iniciativa del ex-presidente Kirchner, ha iniciado una nueva etapa de actualización y modernización para enfrentar los tiempos de este siglo que se despunta impredecible, agitado y peligroso; no solo para nosotros los latinoamericanos, sino para el resto de la humanidad.

Los desafíos medioambientales, los problemas del narcoterrorismo, el aumento de la pobreza y la exclusión de millones de seres humanos en todos los rincones del planeta y su correlato: el hambre, la desnutrición y las enfermedades son algunos de los peligros que enfrenta la humanidad en este tercer milenio.

El compromiso es grande, como los problemas que la Argentina tiene que resolver en el corto, mediano y largo plazo.

Está en manos de los argentinos-y los justicialistas en particular- encarar y resolver los desafíos de comienzo del siglo XXI.

Del corazón, no de las orejas

La reorganización del justicialismo que el ex presidente ha comenzado, y que ayudará al resto de las fuerzas políticas a iniciar un proceso de modernización y reagrupamiento tiene dilemas y reglas que no podemos dejar de respetar, si queremos tener éxito en la empresa iniciada.

Aprovechamos este aniversario para refrescar nuestra memoria con las palabras del General Perón: “ Es menester que nos persuadamos de que, en política, no conviene mandar, sino persuadir; por eso la conducción es un arte difícil que impone poseer una indispensable dosis de capacidad para concebir; pero una gran dosis de ductibilidad para ejecutar; a los hombres hay que llevarlos del corazón y no de las orejas. Para lograrlo hay que tener valores morales para influir y valores mentales para dirigir con acierto. Todo lo demás es secundario en la conducción política. Nosotros, los peronistas, tenemos enormemente facilitado este aspecto de la conducción, porque disponemos de una doctrina que nos encamina en la concepción y de una mística que nos facilita el entendimiento con la masa. Quienes fracasan a pesar de esto realmente carecen de las condiciones mínimas. En esto los imponderables desempeñan su papel. Como tantas veces digo: es el óleo sagrado de Samuel lo que permite distinguir a los inspirados de los chapuceros en el arte de guiar hombres”

Tandil: El éxito no depende de la suerte….

“El éxito-dijo Napoleón- se construye; el éxito se realiza”. El ha afirmado una teoría que, para mi, es lo más valioso que se puede encontrar en la conducción: una verdadera “trouvaille”, como dicen los franceses.

El éxito no depende de la suerte, tampoco de la casualidad y no es siquiera un designio del destino, es decir, Napoleón obraba persuadido de que el éxito se concibe, se prepara, se organiza, se realiza y se explota, porque el éxito de los hombres está en los hombres mismos, está en su propia acción.

Es decir, es un hombre que percibe un elemento-que una situación-y que se señala un objetivo-que es lo que él debe lograr-partiendo de esa situación. Entonces él concibe. El éxito es alcanzar el objetivo. Lo prepara, lo organiza, lo realiza y cuando llega, le saca provecho.

La conducción es, lisa y llanamente, la construcción de éxitos y el conductor es un constructor de ellos.”

Rememorando aquel 24 de febrero, los justicialistas tandilenses, debemos recordar las sabias enseñanzas de quien en vida, fue maestro de vida y conductor de pueblos; dejó un legado que debemos aprovechar en bien de los argentinos.

Eso es mi más ni menos que preocuparse y ocuparse de la “politea”; es decir, hacer política, no politiquería.

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