domingo, 31 de agosto de 2008

Editorial de La Voz de Tandil

Pasó una semana de estudio para el Gobierno y el Sindicato en torno a una reunión que obliga a la negociación perdida entre apretones, forcejeos, caídas y papelones. Siete días de especulaciones sobre cuánto puede sostener la administración comunal reclamos salariales de la envergadura que planteó el Sindicato, en representación de sus afiliados. Entre las lecturas sobre la exagerada o no petición gremial y la prudencia de un Ejecutivo, que se dice austero a la hora de cuidar el bolsillo del contribuyente ante el reclamo gremial, pero gusta de tanto en tanto del derroche a la hora de presentar obras visuales más que funcionales, surgen nuevos viejos interrogantes, criticas acerca de un municipio que se ha transformado para algunos en un club de amigos (según propias palabras de un funcionario), un elefante presente, dispuesto, pero cada vez más pesado, difícil de manejar, especialmente en tiempos de inestabilidad económica. Cuando la economía da cierta bonanza hasta un elefante se anima a surfear, incluso todos celebran la osadía. Ahora si el oleaje cesa la caía hasta puede resultar lastimosamente grotesca. Es que los números resultan claros, contundentes. El presupuesto se va en gran parte en sueldos. El aporte de los contribuyentes va a parar al bolsillo de los empleados comunales, de los cuales una buena parte, sobre todo en éste último tramo, no precisamente provienen de la planta obrera, más bien se los encuentra en rangos administrativos, jerárquicos, con o sin estabilidad. Desde el Ejecutivo se aclara una y otra vez sobre el blanqueo que tuvo que realizar una vez asumido en el gobierno. De muchos empleados mensualizados, incluso planes trabajar, que por años no fueron incorporados a la planta. En última instancia del debate, se alude que en definitiva el vecino, que leyó y escuchó desde el primer día de gestión sobre estas como otras incorporaciones siempre terminó definiendo con su voto sobre el municipio propuesto por el lunghismo. Demás está decir que el electorado ungió contundentemente con el apoyo a la actual administración. Más allá de los insistentes “detalles” marcados, el voto hasta hoy siempre priorizó otras cuestiones. El elefante resulta simpático. Sin embargo, no está de más achacar sobre la abrumadora incorporación de personal y, especialmente, indagar si dichos costos se condicen con los servicios que efectivamente presta la comuna. Desde noviembre de 2003 a la fecha, la comuna registra unos 550 empleados más. Como botón de la muestra basta con detallar que en noviembre de 2003, según datos recogidos de dependencias oficiales, en la administración comunal se contabilizaban 893 empleados. En el Hospital 477, lo que hacían un total de 1370. En el mismo mes, pero de 2007, se registraron 1178 empleados en la administración municipal. 586 en el Hospital, haciendo un total de 1754 sueldos a pagar sobre un promedio de dos mil pesos mensuales. Otro dato interesante: el intendente ganaba en aquel 2003, 5.480 pesos en bruto. Unos 3999,62 netos. En el 2007 terminó cobrando 16.387.04, unos 9.233.22 en el bolsillo. Actualmente el bruto supera los 19 mil pesos. Los secretarios y directores, tuvieron su respectivo aumento percibido meses atrás, mientras que los concejales siguen enganchados al básico del empleado de menor rango de planta, multiplicado cuatro veces y medio. El último registro de julio del corriente año, se detalla que hay 1.217 empleados en la administración, y 631 en el ente descentralizado del Hospital, haciendo un total de 1.848. Si a ello se le suma aproximadamente los fallecidos y jubilados, hacen a un promedio de 550 incorporaciones de 2003 a la fecha. ¿Hacían falta? Forma parte del debate que, tarde o temprano, subyace cada vez que renace un legítimo reclamo salarial. Desde el Ejecutivo se dará las razones y defensas del caso. Incluso argumentará por qué resulta necesario afrontar sueldos de asesores y nuevos directores de flamantes dependencias. Desde el gremio, cuando la negociación lo requiere, hablará de una masa abrumadora de novatos empleados que no precisamente lucen overol. Tandil ha crecido, el municipio y su planta de personal también. Las miradas vuelven a sobrevolar sobre los abusos en este crecimiento administrativo. En tiempos de bonanza quizás pase desapercibido, pero cuando las expectativas salariales se acrecientan por las necesidades básicas insatisfechas, como así también cuando el mensaje que se baja no precisamente alude a la austeridad, los interrogantes se renuevan. Se especula que el ejercicio podría terminar con un déficit de 5 millones. Para el actual presupuesto puede ser una cifra manejable, pero no debiera ser un dato a ningunear en tiempos de olas indescifrables

Fuente: La Voz de Tandil

Blogger: Lo dice el columnista de la Voz de Tandil, no es un opositor ni la contra al gobierno comunal. Simplemente es la realidad, única verdad.

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