Pasó una semana de estudio para el Gobierno y el Sindicato en torno a una reunión que obliga a la negociación perdida entre apretones, forcejeos, caídas y papelones. Siete días de especulaciones sobre cuánto puede sostener la administración comunal reclamos salariales de la envergadura que planteó el Sindicato, en representación de sus afiliados.
Entre las lecturas sobre la exagerada o no petición gremial y la prudencia de un Ejecutivo, que se dice austero a la hora de cuidar el bolsillo del contribuyente ante el reclamo gremial, pero gusta de tanto en tanto del derroche a la hora de presentar obras visuales más que funcionales, surgen nuevos viejos interrogantes, criticas acerca de un municipio que se ha transformado para algunos en un club de amigos (según propias palabras de un funcionario), un elefante presente, dispuesto, pero cada vez más pesado, difícil de manejar, especialmente en tiempos de inestabilidad económica. Cuando la economía da cierta bonanza hasta un elefante se anima a surfear, incluso todos celebran la osadía. Ahora si el oleaje cesa la caía hasta puede resultar lastimosamente grotesca.
Es que los números resultan claros, contundentes. El presupuesto se va en gran parte en sueldos. El aporte de los contribuyentes va a parar al bolsillo de los empleados comunales, de los cuales una buena parte, sobre todo en éste último tramo, no precisamente provienen de la planta obrera, más bien se los encuentra en rangos administrativos, jerárquicos, con o sin estabilidad.
Desde el Ejecutivo se aclara una y otra vez sobre el blanqueo que tuvo que realizar una vez asumido en el gobierno. De muchos empleados mensualizados, incluso planes trabajar, que por años no fueron incorporados a la planta. En última instancia del debate, se alude que en definitiva el vecino, que leyó y escuchó desde el primer día de gestión sobre estas como otras incorporaciones siempre terminó definiendo con su voto sobre el municipio propuesto por el lunghismo.
Demás está decir que el electorado ungió contundentemente con el apoyo a la actual administración. Más allá de los insistentes “detalles” marcados, el voto hasta hoy siempre priorizó otras cuestiones. El elefante resulta simpático.
Sin embargo, no está de más achacar sobre la abrumadora incorporación de personal y, especialmente, indagar si dichos costos se condicen con los servicios que efectivamente presta la comuna.
Desde noviembre de
Fuente: La Voz de Tandil
Blogger: Lo dice el columnista de la Voz de Tandil, no es un opositor ni la contra al gobierno comunal. Simplemente es la realidad, única verdad.
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