viernes, 22 de agosto de 2008

Deuda externa y esquizofrenia

La negociación de la deuda externa genera inquietud en la población y verborragia en los técnicos y gurúes. En esta edición, un análisis sobre los "análisis" que hacen algunos opinólogos profesionales sobre la deuda. Es normal que un Ministro japonés defienda los intereses japoneses. También es normal que un periodista italiano defienda los intereses italianos. Normal es, además, que un mecánico alemán defienda los intereses alemanes ¿Por qué, entonces, no nos asombra que un economista argentino defienda los intereses alemanes, italianos o japoneses por sobre los nuestros? Parece ser que existe un curioso trastorno de la identidad, que sufren algunos argentinos, cuyas consecuencias estamos empezando a conocer. Vemos en los medios, día a día, a periodistas, economistas, columnistas, analistas, técnicos, expertos, opinólogos, gurúes, asesores, futurólogos, agitadores, mandarines, tarotistas, vedettes, paparazzis, etcétera, que advierten, moralizan, se indignan, pronostican, auguran, explican, asustan, se asustan y hasta profetizan sobre las macabras implicaciones que la actual negociación de la deuda externa podría tener sobre la vida de todos los argentinos. Es moneda corriente oír hablar de la “inquietud de los mercados”, de las repercusiones en la “comunidad internacional”, de que nos “aislamos” del mundo, etc. Pero al detenernos por un momento ante estas expresiones nos preguntamos qué es lo que realmente significan. Veamos un ejemplo: Miguel Angel Broda (alto profesional con trastornos de identidad) escribió recientemente en La Nación que “…las señales de la comunidad internacional en los últimos cinco días fueron contundentes: los pasos dados por el gobierno argentino son insuficientes y es necesario mejorar la oferta de reestructuración de deuda. Así lo reflejaron las palabras de Aznar: <>. No hay futuro económico al margen de los sistemas financieros internacionales. No habrá salvamento ni horizonte alguno si rompe relaciones con el FMI…". Esta frase concentra en siete renglones los síntomas de esta patología a la que los argentinos nos vemos expuestos. Veamos: [leer más en: Un día peronista] Nota: Pueden leer toda el comentario-en la página original- o en Archivos de Mario Abait.

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