sábado, 15 de diciembre de 2007

Educar es aprender

15 12 2007

Basado en mi libro: La Red y el futuro de las organizaciones: Más conectados…¿Más integrados?

Dadas las complejidades del mundo actual es necesaria una aguda transformación educativa. Hasta hoy, cada disciplina buscó erigirse un espacio territorializado de saber y de poder, queriendo hacer de su objeto de estudio una marca indeleble. Urge otro tipo de concepción del saber. Debemos reinventar la educación en pos de la pluralidad de aproximaciones, la interdisciplinariedad, la transdisciplinariedad, la pluridisciplinariedad, la reciprocidad, el intercambio de experiencias subjetivas, el diálogo esencial y la tolerancia. La crisis de la sociedad actual, en materia educativa, es hacer que los alumnos acudan a los centros de enseñanza para ser dañados traumáticamente en su personalidad, para no hacer lo que les gusta y recibir, a fuerza de mecanicidad, los desechos del basurero de una cultura eregida en la modernidad.

Es necesario un nuevo paradigma en la enseñanza que fomente el diálogo, el pensamiento crítico, la indagación, la creatividad y donde el maestro sea también un alumno más. Kevin Kelly afirmó una vez que deberíamos crear una palabra que describa el aprender y enseñar en forma simultánea: de eso se trata el proceso educativo. Muchas generaciones, incluyendo la mía, nos hemos educado en el paradigma basado en el no errar, en hacerlo bien de primera. De eso se tratan las pruebas y los exámenes. Hoy, sin embargo, el trabajo con las computadoras nos ha permitido tener otra mirada. Muchos de los juegos por computadora de hoy suponen realizar múltiples intentos hasta superar las etapas y pasar al siguiente nivel. Con cada intento se adquiere experiencia y habilidades, de eso se tratan las curvas de aprendizaje. La educación bajo este nuevo paradigma no penaliza errores, sino que los promueve.

No se trata de imponer el aprendizaje, sino de ayudar a las personas a que se expresen y exploren su mundo interior, a que descubran nuevas conexiones y posibilidades que les permitan vincularse con la realidad, a suscitar la voluntad esencial, el instinto innovador, la pujanza emprendedora, y dar a luz la verdadera sabia esencia original emanada de cada ser. La educación, para que sea genuinamente humana, debe atender a la curiosidad, a las experiencias interiores, servir a la exploración de los sentimientos y de nuestros impulsos verdaderamente espirituales. Los valores en general no se enseñan sólo dándolos a conocer, sino que es primordial suscitar la experiencia vital que los haga florecer.

Una orientación profundamente humana debe convertirse en una práctica pedagógica que se extienda a toda la sociedad. Una educación que oriente nuestra sensatez hacia el dominio de las fuerzas del amor, el disfrute de la vida natural y que nos reconecte con el espíritu que la racionalidad instrumental exilió, el cuerpo que fue menospreciado y la naturaleza que fue confinada al rol de proveedora material. Una educación integral es imperiosa; una educación que no brinde sólo información, conocimiento y habilidades, sino también sabiduría, es decir la apelación de estas últimas para la mejora del individuo y la comunidad. El vertiginoso ritmo de los tiempos nos está demostrándo que nunca se termina de aprender. Aprender no es una tarea que debemos realizar, es un verdadero estado de existencia que nos permite asumir una posición humilde en el mundo que nos toca vivir. El objetivo de este replanteamiento no es la búsqueda de un mayor dominio o un mayor control, sino una renuncia selectiva de lo que ya dominamos y controlamos. Tampoco se trata de una apatía contemplativa ante el orden injusto de las cosas.

Basado en mi libro: La Red y el futuro de las organizaciones: Más conectados…¿Más integrados?

Boton para agregar esto a favoritos socialesAgregar este boton de agregadores

(fuente: humanismo y conectividad. wordpress.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares