domingo, 24 de febrero de 2013

Marcha triunfal de los descamisados





Marcha triunfal de los descamisados
por Pedro Argentino

Ya vienen, ya vienen
del Sud y del Este,
del Oeste y del Norte
bajo una bandera: la blanca y celeste.
La trae en sus manos el Pueblo Consorte
porque ella es la insignia de los corazones,
–Virgen impoluta–
la madre de tantos soldados campeones,
la flor y la fruta
y el fuego de todas nuestras concepciones.
Ya vienen, ya vienen
llenando las calles de la Vieja Aldea,
cubriendo el espacio de las diagonales;
sudor y marea
que brama sonora, descuaja y voltea
el barro y la escoria de los pedestales
que ya no soportan
los mitos sangrientos de los capitales.
¿Qué sueñan los hombres? ¿Qué quieren, qué anhelan?
¿Adónde los llevan sus pasos que vuelan?
¿Por qué van cantando la estrofa bravía,
sin mengua ni atajo,
donde se confunde la Soberanía
con las expresiones rudas del Trabajo?
Ya vienen en grupos. Ya crece y avanza
la fiel muchedumbre que llega sin lanza,
sin puños cerrados
y al grito de ¡Patria! dicho con amor,
fornidos y honrados,
las frentes altivas, los pechos sudados,
llenan de alegría la Plaza Mayor.
La plaza, la plaza,
allí donde un día despertó la raza,
se llenó de golpe por encantamiento.
Allí están los hombres, allí los hermanos,
allí el sufrimiento
de miles de cientos
y cientos de miles de manos.
Miradlos, son ellos:
los simples obreros de todas las cosas.
No cantan degüellos
sino victoriosas
palabras que nacen del fondo del pecho,
por las jubilosas
semillas que han hecho
florecer espigas del inmenso erial:
doradas espigas: Trabajo y Derecho,
derecho a la vida, Justicia Social.
¿Quién es que los mueve?
¿Quién los acaudilla
que están en silencio como en la capilla?
¿Quién es el gigante que así determina
la ruta de todos los trabajadores?
Nada más que un hombre de estirpe latina,
el que necesita la Patria Argentina
para sus miserias, para sus dolores.
Ya vienen en grupos; ya no dan abasto
la acera, la fuente, la estatua y el pasto.
Se encienden las luces
y antorchas de fuego giran como bólidos
al aire agitadas por los brazos sólidos
de los que llevaban hasta ayer sus cruces.
(¡Oh Pueblo, mi Pueblo,
mi sangre, mi vida;
qué inmenso escenario para vuestra herida!
Seguidlo a ese Hombre que ya os acompaña
y el llanto de vuestras tristezas restaña).
Ya vienen, ya vienen
del Norte y del Sud,
del Oeste y del Este,
los trabajadores y la juventud
bajo una bandera: la blanca y celeste.
Ya vienen, ya vienen en grupos formados:
Son ellos, los simples obreros honrados,
del hierro y la fragua,
más puros que el viento, más limpios que el agua:
los descamisados.

jueves, 21 de febrero de 2013

Ronicevi (fábrica recuperada): mientras los agoreros cacarean, los peronistas hacemos


El día 14 de Febrero de 2013, la cooperativa de los trabajadores de Ronicevi realizó la primera fundición de la fábrica recuperada.
Esta no es una noticia más, sino, la demostración real y concreta del triunfo de la voluntad y la perseverancia en pos de un objetivo.- 
Generalmente ante la adversidad, hay dos posturas, la de los pesimistas que ven siempre todo negro y los optimistas que procuran levantarse y ver siempre una luz de esperanza; esto simplemente desde lo individual.-
Pero observando el hecho objetivamente es el triunfo de la política con mayúscula, donde el deseo y trabajo colectivo, con la pujanza de algunos trabajadores, conducidos por dos jóvenes militantes, Nicolás CARRILLO y Micaela HERRERA, más la fuerza de agrupaciones políticas del P.J. y FPV, y Agrupaciones del Movimiento Estudiantil, apoyados en la legislación vigente, el aporte técnico del ingeniero Enrique LALLOZ, y de la Universidad Nacional del Centro y el inestimable accionar jurídico y político del Presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas, el abogado Luis CARO, quienes, a pesar de las artimañas del ex dueño, y de alguna prensa y políticos que lo ampararon, en desmedro de los derechos legítimos de los trabajadores, superaron todas las adversidades, y lograron este hecho trascendente que nos llena de fe y esperanza.-
Al observar que gente humilde recupere la dignidad del trabajo y al mismo tiempo se haya puesto en marcha nuevamente una Fábrica emblemática de nuestra ciudad, nos llena de alegría y nos mueve a seguir apostando al Modelo Nacional Popular y Democrático que lidera nuestra querida Presidenta, CRISTINA.-
Tandil no puede perder el perfil industrial que siempre la distinguió, pues la industria y en especial la metal mecánica genera muchos puestos de trabajo y eso es lo que se necesita hoy nuestra ciudad, habida cuenta que el último relevamiento conjunto, efectuado en el año 2011, entre el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y el Municipio de Tandil, dio una desocupación del 11,9% (más un elevado porcentaje de subocupados), cuando la media nacional no alcanzaba al 8%, nos habla de casi un 50% más que la media nacional, lo cual no es un dato menor.-
Abogamos para que esta primer fundición, que como dijera el ingeniero LALLOZ, “ha sido un empujón anímico muy importante para todos los involucrados ”, sirva para nuevas tareas que permita en forma paulatina la continuidad necesaria que de seguridad y tranquilidad a todos.-
Por último, reafirmamos nuestra voluntad política de gestionar a todo nivel para lograr el apoyo Financiero y de logística para la continuidad del trabajo, y felicitamos con entusiasmo a todos los actores que están haciendo posible este emprendimiento colectivo y solidario.
Bloque de concejales Pj – Frente para la Victoria

lunes, 18 de febrero de 2013

Orlando Pérez, Director del diario El Telégrafo (Ecuador): “Ecuador y Argentina encabezan la lucha simbólica por la democratización de los medios de comunicación”.


Reportaje de Juan Kirchner*
Invitamos a leer esta entrevista exclusiva de Juan Kirchner, colaborador de Iniciativa, a Orlando Pérez, Director del diario El Telégrado, de Ecuador. En esta oportunidad, explica el desarrollo del prestigioso diario El Telégrafo desde que pasó a ser público en 2008, analiza la batalla en el campo simbólico para democratizar la palabra en Ecuador que se inicia con el gobierno de Rafael Correa y destaca el impulso a una nueva Ley de Medios ya aprobada por consulta popular. También critica la campaña mediática nacional e internacional sobre la salud del Presidente de Venezuela Hugo Chávez y reflexiona sobre la disputa simbólica en torno al rol de los medios de comunicación en América Latina donde, señala, Ecuador y Argentina llevan la delantera. Leer más.
El diario El Telégrafo es quizás el diario más prestigioso de Ecuador. Nació como una iniciativa privada y ahora, desde la llegada de Rafael Correa a la presidencia de Ecuador, es un medio público. ¿Puedes contarnos su historia?
El diario El Telégrafo va a cumplir 129 años. Es un diario, en el mejor sentido de la palabra, viejo, que tuvo varias etapas muy interesantes en la historia del periodismo ecuatoriano. En la Facultad de Comunicación Social hablan de El Telégrafo como lo más importante que ocurrió en el periodismo ecuatoriano, el emblema de los años ´20, ´30 y ´40. Donde además escribían los autores de la llamada generación del ´30. Periodistas jóvenes que luego se convierten en grandes figuras de la literatura ecuatoriana: Joaquín Gallego Lara como el más simbólico. Luego pasa a una segunda etapa, como le ha pasado en general a la prensa comercial latinoamericana, y se convierte en parte del patrimonio de una familia poderosa, una familia que se va abriendo a otros negocios, otros intereses comerciales y el diario pasa a ser parte de esa estrategia también. Y en los años ´80 el diario pasa a manos de un famoso banquero, Fernando Aspiazu, que fue uno de los principales causantes de la crisis financiera y económica de 1999-2000. El único banquero que pasó preso cinco años y ahora se lo ve paseando por las calles de Guayaquil como un solitario, modesto y humilde individuo. Él utilizó ese diario para erigirse como un poderoso empresario y terminó siendo uno de los hombres más ricos de este país. Utilizó el diario para eso…tenía el diario para potenciar su poder comercial y económico, no le interesaba si se vendía o no. Con la crisis financiera el diario quedó como parte de la deuda que tenía que pagarle al Estado, pero en el proceso neoliberal del año 2000 el Estado finalmente salva a los bancos.
Durante el 2002 y 2003 el periódico pasa por una administración extraña -su publicación era interrumpida. Luego, cuando llega este gobierno, se incautan todos los bienes de los banqueros que estafaron al Estado, entre ellos las propiedades de Fernando Aspiazu. Los banqueros se endeudaron por cerca de 6 mil millones de dólares y el Estado tuvo que pagar eso, cosa que significó una crisis dolorosa para el país. Cuando llega Rafael Correa a la presidencia señaló que “estos millones deben ser recuperados”; y entre esos bienes incautados estaba El Telégrafo (entre otras empresas, claro). Fue así como el diario El Telégrafo pasa a ser propiedad pública. Por otra parte, era muy importante no dejar morir a un símbolo del Ecuador. Aquí a la gente le preguntas sobre el telégrafo y te dice que es un diario, no el aparato propiamente dicho. Pues entonces se crea una nueva administración para el periódico y el primer director es Rubén Montoya, quien le da un sustento conceptual, organizativo y de diseño en función de construir o de sentar las bases de un diario público. Eso ocurre a fines del 2007 y todo el 2008. El periódico adquiere así una presencia distinta y entra en una competencia muy importante con los demás medios de comunicación. Sin embargo, todavía se mantenía una estructura anquilosada físicamente, la prensa era muy vieja y el diario no salía del todo bien pese al buen diseño. Por eso en el año 2011 se decide transformar al diario para llegar al formato que tiene actualmente y con una nueva editorial. Fue en ese momento que asumo la responsabilidad de dar esa dirección. Allí le comenzamos a dar el concepto de público al periódico; bregamos que sea un sustantivo y no un adjetivo lo público, como un sustantivo propio que se asuma como tal. Así entendemos lo público, no como una referencia o como un adjetivo ni como un añadido a nada. Lo público, entonces, quiere decir que nosotros no tenemos una dependencia de grupos de interés político, económico ni cultural, y sí que lo financie el Estado. El Estado tiene la obligación de financiar lo público así como financia los semáforos y no pide permiso a las personas para hacerlo. Debe hacer lo mismo con un periódico público para que constituya un escenario de discusión y un espacio de reflexión cultural que no esté supeditado a las corporaciones económicas ni financieras para así tener autonomía editorial marcada en la constitución y una autonomía financiera también que debe dar el Estado.
¿Cuál es la posición editorial en este momento del periódico? La imagino muy distinta a la que pudo tener durante los ´90 y 2000.
Nuestra postura editorial tiene que ver con cuatro elementos. Primero, no hacemos proselitismo político de ninguna naturaleza pero sí tenemos una política: la defensa absoluta de todos los principios universales de derechos humanos. Los vamos a defender independientemente del gobierno que este. Incluso si este gobierno comete errores tienen que ser cuestionados, criticados. La segunda línea editorial es que aquí caben todos los debates, todas las posturas, pero sobre todo los contenidos para que la gente pueda tomar decisiones. Es decir, si la economía está bien hay que decirle a la gente por qué la economía está bien de modo que un empresario pueda invertir, un obrero pueda conseguir un trabajo y un estudiante pueda elegir su carrera. Damos los elementos informativos para eso. La tercera postura editorial es que hacemos periodismo de investigación, no hacemos periodismo de escándalo. Discutimos sobre lo que pasa en las familias, en los hogares con la violencia intrafamiliar; discutimos qué pasa en la cultura ecuatoriana, por dónde van las corrientes de expresiones estéticas, conceptuales, cinematográficas, pictóricas y literarias. Le damos a la gente los argumentos para que mire el país en el que vive y el país que puede mejorar como ecuatoriano. Por último, la cuarta postura editorial es que el diario al mismo tiempo registre los procesos de los fenómenos sociales y políticos del país, que no solamente pueden expresarse en notas o crónicas sino en largos procesos o bien acontecimientos y que la gente pueda tener una mirada de lo que está pasando en la sociedad. Somos “registradores” de procesos sociales que no solamente pasan por coyunturas políticas como las elecciones. Buscamos darle un sentido a la información. Por ejemplo: tenemos miradas, enfoques, de lo que son los actores políticos de la contienda electoral proponiendo los temas de discusión. En el caso de hoy el tema de la educación superior está planteado por todos los candidatos de manera que la gente entienda lo que está pasado. Y aparte, claro, tenemos las informaciones diarias. Entonces lo que hacemos es un periodismo responsable, ameno, amable y bien impreso. Aparte de las posturas ideológicas, editoriales, nosotros tenemos muchas ganas de hacer el mejor periodismo de este país: escribiendo bien; con las mejores fotos; las mejores infografías; los mejores reportajes y la mejor impresión.
Mi objetivo en esta dirección del periódico es que El Telégrafo tiene que ser parte de la canasta básica de los ecuatorianos. Que la gente necesite tener el diario para que sepa qué hacer ese día, para ver cómo afronta la vida todos los días. Si eso lo logramos en el mediano plazo creo que hemos logrado el objetivo de ser un diario público y no gubernamental, adjetivo utilizado por la oposición para desprestigiar lo que nosotros podemos hacer. Nosotros sí creemos que se puede hacer un periodismo público con calidad, alegría, ternura, entrega periodística y sin necesidad de tener poses como “somos los que más vendemos”.
Los intereses que marcas en los objetivos editoriales parecen estar representados por el actual presidente de la república.
Él vino a hacer lo que nosotros venimos reclamando desde hace más de 30 años. Esta lucha por tener medios públicos no es de ahora. Es una pelea dura, difícil, en desventaja, con un montón de obstáculos que los periodistas no la podíamos conquistar, asumir, ni lograr. Nos hemos pasado años de pelea frente a poderosos medios y políticos que no querían saber nada de eso. Cuando llega Correa, con un programa de gobierno donde incluye nuestras demandas, por supuesto que todos nos entusiasmamos. Y es evidente que con poder político se pueden tomar decisiones importantes y trascendentes. Se empata entonces la propuesta política de Correa con nuestros reclamos como periodistas de muchos años. Y ese empate nos integra a muchos periodistas, incluso dentro de la prensa privada se valora lo que estamos haciendo. Por ejemplo: hoy día se sube por ley el salario mínimo para los periodistas y en el único diario que se publican los despidos por esta medida es en El Telégrafo. Los periodistas llaman al periódico para dar esa información, y por publicarla hemos recibido cartas de los propios medios privados diciendo que estamos haciendo una competencia desleal.
Al mismo tiempo que Correa desata esta posibilidad de tener medios públicos él entra en una confrontación con los medios privados y escoge como su contradictor político fundamental a la prensa privada y comercial. En ese conflicto nosotros no podemos negarnos a enfocar esa pelea como algo fundamental en Ecuador. Estuve hace poco en la universidad de La Plata, en Argentina, cuando fue el Presidente Correa y me di cuenta que era una universidad que se declara peronista. Si en Ecuador una universidad se declarara correista sería el escándalo político más grande. Yo no sé si es bueno o malo, pero a mí me sorprendió que la universidad se declarara como tal. A mí me fastidia, me molesta, cuando aquí la prensa se declara libre, independiente y objetiva y luego ves que las empresas comerciales son las que marcan las agendas editoriales del periódico.
Podría uno pensar que pasa lo mismo con un periódico con publicidad estatal en cuanto a marcar la agenda…
Bueno, ahí tenemos una tensión fuerte. Algunos funcionarios del Estado consideran que este es el periódico del gobierno. Nosotros les damos espacio cuando generan las noticias y cuando sea necesario para que la gente las conozca. A veces casi que nos ponen falta por no llegar a las ruedas de prensa y nosotros creemos que tenemos otras prioridades también. Pero en caso de considerarlo importante publicaremos lo que genera el gobierno. Recibimos dinero en publicidad, porque es una responsabilidad pública, aunque algunos funcionarios creen que poner pauta en la prensa privada es mejor porque dicen que se lee más. Pero aquí es una responsabilidad pública poner pauta para poder auto sustentarnos. Nosotros no tenemos un solo rubro en el presupuesto general del Estado, tenemos una gran imprenta que produce libros, imprime otros periódicos, revistas y nos vamos auto sustentando por ese lado también. Sí recibimos un aporte inicial de un préstamo fuerte del Estado para poder implementar toda esta estructura de la imprenta, y ahora es la imprenta del Estado.
¿Qué reflexión podrías hacer de lo que ocurrió en aquella jornada en la Universidad de La Plata? Ya que como marcabas esa lucha con los medios hegemónicos no es sólo aquí en Ecuador. En Argentina la prensa conservadora utilizó y manipuló las palabras de Correa generando un escándalo político que trascendió las fronteras nacionales.
Creo que uno de los mejores discursos que le he escuchado al presidente Correa fue el que dio en la Universidad de La Plata. Lo escuché con suma atención y me sorprendí de la evolución conceptual que él ya tiene del manejo sobre la relación con la prensa. Me sorprendí muchísimo aunque lo veo y escucho casi siempre. En segundo lugar, me parece que en Argentina cayó perfecto ese discurso porque el cambio de paradigma de la prensa ya no es un problema de los argentinos ni de los ecuatorianos, es un problema del mundo en general. Los teóricos franceses y españoles lo plantean: el rol de la prensa en esta época. Cuando el presidente hace puntualizaciones lo único que pueden tomar los grandes medios para perjudicar o desfigurar su mensaje es que habló mal o en contra de los judíos, cuando no fue así en realidad, yo estaba allí en la conferencia como parte de la delegación. Efectivamente en una parte del discurso el presidente dice: “pero no tengamos doble mirada, o doble moral”…o algo así con respecto a Irán. Entonces se desvirtuó. Son prácticas que no corresponden a un ejercicio profesional y responsable porque extrapolaron eso, lo sacaron de contexto como si hubiese sido lo único que dijo en aquella conferencia.
Frente a este ejercicio poco profesional del periodismo por parte de los medios de comunicación conservadores y masivos. ¿En qué situación se encuentra una nueva ley de medios aquí en Ecuador?
Decía hace un momento que la ley de comunicación y la lucha de los periodistas ecuatorianos no es algo nuevo, viene de hace más de 30 años. Y la ley de comunicación ha sido una lucha constante de estos actores. En 1975 se hace en la dictadura una ley sobre el ejercicio periodístico y durante el gobierno conservador de Sixto Durán Ballén se plantea una reforma de la ley que él la veta haciendo cambios desastrosos. De esos años para acá hemos tenido esa ley de comunicación donde la derecha y los grupos conservadores empresarios insisten en que la mejor ley es la que no existe. En ese contexto, al Movimiento País le ha tocado luchar sólo contra esto, incluso grupos que se consideran de izquierda han rechazado lo propuesto por el gobierno. Considero que es imprescindible, incluso es un mandato constitucional y popular porque el pueblo, a través de la consulta popular del 7 de Mayo del 2011, eligió una nueva ley de comunicación.
La ley de comunicación tiene dos posibilidades o dos fortalezas en este país. La primera es que por fin se va a garantizar legalmente la existencia de medios públicos y comunitarios que no están garantizados. Es decir, nosotros estamos trabajando prácticamente sin ley, solo con la Constitución Nacional como amparo. El tema de fondo no son las libertades, lo que plantea la derecha, sino la equidad y el acceso a la comunicación y los derechos a la comunicación. Aquí lo que interesa es que haya más medios públicos y comunitarios y que también existan los medios privados. Y que no sean estos los únicos que nos cuenten la realidad, que sean los únicos portadores del relato. Lo que nosotros queremos es que se diversifique la comunicación, que sea más plural y que la gente escoja. Si la gente elige a El Telégrafo, como algunos hacen, es porque creen que allí hay una buena opción, una buena oportunidad para leer otro tipo de cosas. Si tú ves el diario en el día de hoyi no hay nada del gobierno en la primera página, en la tapa. Nada del gobierno absolutamente. Lo que estamos publicando es información para que la gente pueda tomar decisiones.
El segundo valor importante de la ley es que, al fin, los periodistas tengamos un amparo legal para hacer valer nuestros derechos, nuestras demandas laborales y profesionales. Al no tenerlo, se han aprovechado los empresarios para botar personas; para precarizar el trabajo de los periodistas; para que contraten a quien les da la gana; para pagar sueldos exorbitantes de editor general para arriba y miserias desde editor de sección para abajo. Creo que cuando se instale la ley va a transformarse este país en el campo mediático. Se va a transformar porque va a estimular procesos distintos. Si, por ejemplo, tienes radios comunitarias, las nacionalidades indígenas, campesinos u otra comunidad, tendrán derecho a acceder a una radio y así vamos a diversificar la comunicación. Eso va a generar una disputa en el relato y no serán los grandes medios de comunicación los que nos cuenten “la verdad”.
Ahora bien, la ley de comunicación nos reveló algo que no nos habíamos dado cuenta: fue el factor de mayor disputa política y social del Ecuador, nos puso a discutir durante dos años el sentido de la comunicación y la gente aprendió muchísimo. Cuando conversas en el almuerzo dominical ya todo el mundo entiende lo que significa censura previa o responsabilidad ulterior. Ha habido una pedagogía política y social muy importante alrededor de la comunicación que ha llevado a que la gente ya no se coma cuentos, ni de El Telégrafo ni de la prensa privada tampoco.
¿De qué depende entonces que salga finalmente la ley?
De que tenga mayoría en la Asamblea Nacional Movimiento País y de que los legisladores de izquierda sean mucho más coherentes y consecuentes con sus principios. En el programa de Movimiento País está como parte fundamental en la propuesta número 22 “Libertad de expresión, todas las voces, todos los espacios”. Si esto plantea el Movimiento País se lo vamos a exigir si ganan las elecciones. Si no lo cumplen seré el primero en reclamarlo como director de El Telégrafo.
Con respecto a lo que venimos conversando pueden tomarse algunos hitos en el continente. El golpe de estado en el 2002 a través de los medios en Venezuela; el intento de golpe en Pando, Bolivia, también apoyado por los medios masivos contra Evo Morales y en Argentina ocurren todos los días intentos desestabilizadores a través de los grupos mediáticos ¿En Ecuador puede pensarse que pasó algo similar el 30 de Septiembre del 2010?
Exactamente lo mismo. Aquí es importante considerar que los medios públicos jugaron un rol muy importante. Si hubiese sido por la prensa privada aquello era un show y lo que en realidad estaba en juego era la vida del presidente de la república y del proceso político que se estaba desarrollando. Gracias a los medios públicos pudo informarse adecuadamente lo que pasó y reflexionar sobre ello. La tesis de los medios privados era que aquí no había pasado nada, que fue un montaje del gobierno, tan es así que el diario El Telégrafo todo el mes de septiembre del 2011, durante 30 días, hizo una enorme investigación recuperando también el verdadero periodismo de investigación. Lo mismo ocurrió con wikileaks. Los diarios tradicionales publicaron algunos wikileaks sin investigación pero nosotros hicimos una cosa que al mismo tiempo reveló que los periódicos no mostraban todo, por lo cual no mostraban toda la verdad. Eso provocó agotar todas las ediciones del periódico. Si no hubiera sido por El Telégrafo los medios privados nos hubieran contado una verdad a medias o bien mentiras. Si no hubiese existido otro relato, otra forma de abarcar la información, este gobierno ya se hubiese caído y la gente tendría una versión totalmente distinta. Hay cosas que ocurrieron en este país que no se han contado, nosotros las estamos contando y así también estamos haciendo memoria en base a un periodismo público y responsable.
¿Verdaderamente podemos pensar en la llamada guerra de cuarta generación, la mediática, que anticiparon varios pensadores hace ya 30 años?
Yo creo que estamos viviendo el momento más intenso de una disputa política de fondo, que es quién cuenta la verdad y cómo se la cuenta. Hasta ahora los medios de comunicación masivos daban por hecho que ellos contaban la verdad. Si nos volviéramos a reunir tú y yo en veinte años rememoraríamos que esta batalla se ganó gracias a que hubo líderes políticos que se la jugaron toda. Antes, los líderes políticos, para no perder la confianza de los medios de comunicación, cedían en muchas cosas. Rafael Correa ha dicho que no le importa caer simpático, no le importa que lo vean antipático. Creo que él agarró una bandera que muchos presidentes en Sudamérica también agarraron. De todas maneras es una pelea dura que no creo que se resuelva en los próximos dos o tres años y eso también demanda una nueva generación de periodistas. Veo jóvenes que creen que esto es fácil. Pero lo que les digo es que tienen que seguir peleando, tiene que seguir defendiendo lo alcanzado. En perspectiva histórica creo que esta es una de las peleas más completas porque no es solamente pelear contra la derecha. Los medios de comunicación sobreviven todo el tiempo gracias a bancos como estos (señala el Banco de Guayaquil en una publicidad), con una publicidad de ellos pagan todos los sueldos del mes. Es una disputa dura englobada en un conflicto democrático super interesante que es bastante más amplio. Porque no es en dictadura ni en un régimen totalitario, es en plena democracia con plena libertad de expresión. Por ejemplo, ahora en campaña todos dicen cualquier cosa, todos los candidatos pueden y se expresan como quieren. Y si eso está ocurriendo en Ecuador creo está ocurriendo en gran parte del mundo.
¿Podemos pensar que en definitiva es una lucha de clases?
Yo creo que es una lucha de sentidos, una lucha simbólica, donde incluso ciertas clases altas están apoyando esa disputa y algunas clases bajas no están apoyando esa lucha. También Marx y Engels hablaban de esas características de la lucha de clases. Hay clases explotadas que no apoyan a sus liberadores y esa es la complejidad de la política, de la sociedad en general. Yo leo recurrentemente al filósofo Slavoj Zizek,que es un tipo que me ha puesto a pensar más allá del marxismo pero también desde el marxismo, y me ha ayudado mucho a entender incluso procesos ecuatorianos que desde la lógica de los analistas, de los marxistas, de los teóricos, no cuajaban, no me entraba cómo estaba pasando. Y eso tiene que ver con resolver el análisis desde categorías que no están muy claras. Para hablar de lucha de clases las ciencias sociales deben complejizar aún más ciertas categorías. Incluso yo diría que esto es una disputa hegemónica: el ganador de esa disputa hegemónica va a instaurar otro modelo que también después será disputado, quizás, por las nuevas generaciones. Y en esa lógica dialéctica creo que debemos hacer los apuntes más importantes a este oficio para que nosotros mejoremos. Tenemos que romper paradigmas. Tenemos que inventar un periodismo más creativo, más amable, más riguroso y ojalá salga algo desde este diario.
¿Cómo ves esta lucha simbólica en el resto del continente?
En primer lugar, creo que lo que pasa en Ecuador es similar a lo que pasa en Argentina. Ecuador y Argentina encabezan la lucha simbólica por la democratización de los medios de comunicación. Venezuela, Bolivia, Uruguay y Brasil están quedados frente a lo que podría ser. Por ejemplo Brasil es un campo de disputa muy fuerte y es muy compleja su lucha. Las grandes corporaciones mediáticas ni siquiera están tambaleando, los gobiernos de Lula y de Roussef han discutido, peleado, pero no han logrado desequilibrar en algo ese poder tan sólido que tienen las corporaciones mediáticas, que al mismo tiempo están en crisis económica. Entonces, haciendo un panorama veo que el desarrollo más intensificado de los medios públicos no es corriente en América Latina, creo que es un defecto que tenemos. El caso mexicano es interesante, ahora llega Peña Nieto y manda a cerrar 26 estaciones de televisión pública que había en los Estados Federales de México. Entonces, si la pelea es por construir más medios públicos esa pelea está dura en América Latina; pero en Ecuador y Argentina creo que vamos adelante. En Argentina la ley de medios fue muy buena. Los propios periodistas han entrado en una discusión profunda de su propio rol social y se han identificado personas que se han colocado sus verdaderas camisetas, y no la que tenían debajo del saco, como Jorge Lanata que parecía el gran periodista vanguardista y revolucionario y resulta que ahora es el mayor defensor de las corporaciones mediáticas y de esos sentidos conservadores de la comunicación. Veo que es un proceso bastante catalizador de otros procesos también organizacionales, profesionales, teóricos y culturales que están desatándose gracias a esta disputa.
En Venezuela hay una fuerte identificación con el proyecto político que encabeza Hugo Chávez. El proyecto de Telesur es un proyecto muy exitoso, es un gran ejemplo de lo que debe ser la televisión, siendo la mejor cadena en español de noticias a nivel mundial. Eso me parece muy loable. Falta mucho por supuesto, faltan cosas que podemos discutir pero es un ejemplo de lo que deberíamos de hacer. Sí creo que nos falta una red de diarios de América Latina públicos y una red de radios comunitarias en el continente que se conecten, que estén conversando, dialogando, para aprender de las experiencias, para proponer cosas alternativas que vayan surgiendo y para ir acompañando el proceso de cambio de América Latina con las mejores herramientas del periodismo.
¿Cuál es tu reflexión sobre esta editorial que salió el día 6 de enero en el diario El Comercio (http://www.elcomercio.com/gonzalo_maldonado/muerte-Chavez_0_842315904.html) y sobre la campaña mediática nacional e internacional sobre la salud del presidente Chávez?
Como esas editoriales hay todo el tiempo y se escuchan habitualmente en la radio. Yo creo que hay una hipocresía tremenda en ese tipo de opiniones. Si tú les planteas a esos mismos periodistas el tema del aborto legal lo rechazan inmediatamente, pero cuando tienen que matar a alguien como Chávez lo hacen. En segundo lugar, ellos saben el peso que ha tenido en América Latina Hugo Chávez y el peso que ha tenido sobre ellos. Los ha obligado hablar sobre otras cosas que no estaban hablando. Soberanía, integración y solidaridad internacional (lo que en tiempos marxistas era internacionalismo proletario). Cuando se apoya a un país como Cuba para ellos es un pecado. Hugo Chavez también obligó a varios países a desterrar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Él fue el sepulturero del ALCA y eso los grandes medios no lo perdonan. Hugo Chavez constituyó, y lo sigue haciendo, un factor, con todas las virtudes y defectos, que se parece a lo que hizo Simón Bolívar por aquellas épocas cuando nadie creía en él tratando de romper con el colonialismo. Ahora no el español, pero sí el norteamericano. Es otro descolonizador de América Latina. Entonces me parecen esas editoriales una lógica expresión de quienes sufrieron y sintieron el peso de una figura histórica que se llama Hugo Chávez Frías.
Palabras claves: El Telégrafo, Orlando Pérez, medios públicos, medios masivos conservadores, medios comunitarios, Ecuador, Rafael Correa, Movimiento País, Venezuela, Hugo Chávez Frías, Ley de Medios, Bolivia, Brasil, Lula da Silva, Dilma Roussef, Estado, El Comercio, ALCA, México, Marx, Engels, Zizek, Ley de Medios, Argentina, Universidad de La Plata, Jorge Lanata.
 Se refiere a la edición del 16 de enero del periódico El Telégrafo.

sábado, 16 de febrero de 2013

2013: PRONOSTICOS DIVERGENTES SOBRE LA ECONOMIA ARGENTINA



Pablo Tonelli, economista
Sobre el posible comportamiento de la economía argentina durante el año 2013 existen, en principio, dos  posiciones. La primera de ellas sostiene que la economía se ha estancado en un nivel alto del ciclo económico y no es capaz de retomar el dinamismo de años anteriores. Se enrola en esta posición casi el conjunto de la ortodoxia económica de nuestro país. La segunda posición, que es la que sostiene el Gobierno a través del Presupuesto y sus voceros en la función pública, confía en una recuperación del crecimiento que, sin llegar a las famosas tasas chinas, se ubique cercano al 5 % anual.
El contexto de la economía internacional, que sirve como marco global, seguirá siendo débil. EEUU con una expansión en torno al 2 %, similar al 2012. La Unión Europea logró eludir el default de sus economías periféricas mediante compras de bonos de los países en riesgo por el Banco Central Europeo, pero sigue sin avizorar el retorno al crecimiento. China y el resto de Asia, a tasas menores, lideran el crecimiento de la economía mundial, como viene sucediendo desde la crisis que estalló en 2007.
Lo fundamental para nosotros es si Brasil supera el magro 1 % de crecimiento del 2012 y se aproxima a cifras cercanas al 3,50 % anual. En su conjunto la economía internacional no se halla estancada, como tampoco el comercio, la dinámica simplemente ha cambiado de eje. Estancamiento puede haber, si, en la vieja Europa.
El número final que exprese en nuestro país el estancamiento o el crecimiento dependerá de cómo los llamados componentes de la demanda global (el consumo privado, el consumo público, la inversión y las exportaciones), se comporten.
El pensamiento económico neoclásico aborrece la incertidumbre. Su gran esfuerzo teórico consistió en transformar a la Economía en una ciencia dura y previsible como la Física (la clásica, porque sus desarrollos posteriores, lo que no es objeto de esta nota, introdujeron, por ejemplo, el principio de incertidumbre). “La forma de superar el obstáculo que representa la incertidumbre en la doctrina neoclásica, consiste en expresarla en términos de probabilidades” (Astarita) Siguiendo a Arestis, citado también por Astarita, en Keynes y los poskeynesianos las instituciones y la cultura tienen un rol determinante en lo que atañe a los patrones del comportamiento económico, estas cambian y pueden provocar el derrumbe de los patrones establecidos.
La inconvertibilidad del peso, el control de cambios, el control del crédito por el BCRA, constituyen hechos institucionales que vulneran la lógica económica neoclásica. Para la ortodoxia, si el Banco Central crea permanentemente dinero atendiendo a la demanda del sector privado, a la compra de divisas y a la asistencia al Tesoro, no puede crearse otra cosa que una anomalía fiscal y monetaria que evoca al Rodrigazo. La tasa de inversión, que cayó fuertemente en 2012, como consecuencia del control de cambios y las restricciones a las importaciones de bienes de capital, ¿cómo habrá de recuperarse si las utilidades no pueden ser giradas al exterior por las multinacionales?
En relación al consumo privado pronostican que el consumo de los sectores de poder económico se estancará, ya que no habrá más posibilidades de adquirir autos, cuatro por cuatro, campos o inmuebles, pues este segmento se encuentra saturado. Este consumo estaría ya, según alguna función de utilidad probabilística, agotado. El consumo de los asalariados, con inflación en alza, no puede en esta concepción ser dinámico. El consumo público y la inversión del Estado se derrumbarán en la falta de sustentabilidad fiscal. Las exportaciones tradicionales encuentran una severa restricción en el atraso cambiario, y los silo bolsas quedarán repletos de soja y la economía llena de pesos y con faltante de dólares. Los fallos de la justicia de New York, agravarán este escenario. El estancamiento de la economía se vuelve crónico. Todo esto ocurre además porque se ha dejado la política económica en manos de chapuceros e incompetentes que no saben de qué se trata.
Ahora bien, pongamos esta discusión económica en el contexto histórico y político de la Argentina.  Como sostiene mi viejo amigo el economista Jaime Saiegh “Cavallo desarmó el modelo de industrialización sustitutivo de importaciones e introdujo reformas de mercado. El kirchnerismo está desarmando las reformas de mercado y volviendo al modelo industrialista. No hay nada nuevo bajo el sol. Lo que está haciendo el Gobierno está calcado de lo que hizo Perón. Tanto con Mirando como con Gómez Morales o Gelbard”, en otro contexto histórico, agrego yo, contexto que no torna obsoleta la regulación del capital.
La posición oficial sostiene que en relación con 2012 existe un cambio en la situación del mercado exportador de productos básicos. Derrumbada la producción agropecuaria por la sequía de la campaña anterior se recupera fuertemente en la presente campaña ¿Cuánto? Si bien las que existen son estimaciones aún no convalidadas por la realidad, se cree que la misma crecerá en torno a los U$S 6.000 millones (se llegó a afirmar U$S 8.200 millones más, no parece que vaya a ser ese el número; otros hablan de una caída por debajo de lo planteado). Eso aporta aproximadamente un 1,5 % al crecimiento del PBI. El crecimiento de Brasil, aunque hay incógnitas, podrá aportar otro 1 % vía la dinámica exportadora del sector automotriz, fundamentalmente.
Por el lado de la inversión, tenemos una inversión pública, que contenida en 2012 se relanzará en el 2013. En principio el Gobierno cuenta con U$S 3 000 millones que figuran en el Presupuesto para pagar el cupón del PBI, un instrumento de la Deuda Pública que se gatilla cuando el crecimiento del producto supera la marca del 3,25 %. Como 2012 cerró con un crecimiento del 1,80 %, dichos recursos estarán disponibles para inversiones (fundamentalmente en el sector energético) más el dinamismo de la obra pública en provincias. Las importaciones de bienes de capital no estarán sujetas a las mismas restricciones que en 2012, porque el balance de divisas es mucho más favorable: más recursos, menos pagos en concepto de Deuda Externa. ¿Nadie invertirá, con demanda interna creciente y consumo sostenido?
De paso digamos que la utilización de la capacidad instalada se encuentra 7 puntos por debajo de su pico del 2011. Entonces, puede expandirse el nivel de actividad siguiendo a la demanda aún sin grandes inversiones. En relación con el consumo de los sectores que generan el excedente económico ¿no se comprarán campos? ¿No se renovará la flota automotor de alta gama? En relación con el consumo de los trabajadores, el Gobierno pondrá toda su energía en el control y la regulación de los alimentos como contraparte de la dura negociación salarial. ¿Será un calamitoso fracaso? No soy adherente a las profecías apocalípticas. Si todo esto se cumple exitosamente la economía crecerá cerca del 4,50/ 5%.
Ahora bien, ¿cuáles son los riesgos inherentes a este esquema? Voy a ser extremo. En primer lugar, que la oferta excedente de pesos se dolarice y no constituya plazos fijos ni alimente el consumo o la inversión. Que esta conducta se agrave ante un fallo adverso a la Argentina en la causa contra los hold-outs, o buitres. O que la reticencia de los productores agrarios no pueda ser neutralizada y se transforme en huelga de venta de granos. Entonces tendremos un escenario a la 125. El Gobierno nacionalizando el comercio exterior, es decir transformándose en el único comprador de la cosecha  y los terratenientes y sus aliados en las rutas.  La certeza que el Gobierno no cederá a las presiones de devaluación para permitir dolarizar el excedente ni escuchará presiones que surjan de un lock-out pueden modificar las conductas institucionales y culturales de los actores económicos, como plantea la hipótesis de los poskeynesianos. Nada de esto puede predecirse en un modelo econométrico ni ser objeto del cálculo de probabilidades. Y sus resultados los veremos este año, aquí en nuestro país.


Nota del director del Portal: Agrego el comentario de Abel Fernandez ( del blog de Abel) le hace a la nota de Pablo Tonelli:

Encuentro este anàlisis de Tonelli realista, con una aclaración: No todos los que son pesimistas en torno a la evolución de nuestra economía pueden adscribirse a una posición “ortodoxa”. Carlos Leyba, por ejemplo, pone ènfasis en la falta estructural de inversión.
Pero esa no es una discrepancia decisiva… si pensamos en el 2013. Es posible que tampoco lo sea, para el 2014 y el 2015. Mi preocupaciòn en lo que hace a lo inmediato es otra: Estamos en una economía “ochentista”, es decir, caracterizada sobre todo por una inflación alta y una cultura empresaria cortoplacista (ambas cosas están íntimamente vinculadas, y no son exclusivas de los ´80, por cierto. Pero si son los rasgos que determinan el paisaje ecnómico).
La conducción polìtica – factor decisivo – es mucho más firme que la que pudo ejercer el pobre Rául Alfonsín (Es difícil que a Cristina le impogan, por ejemplo, un Alderete como ministro de Trabajo, o que dependa de acuerdos con los “capitanes de la industria”).
Pero el punto que me interesa destacar es el malestar que provoca en la sociedad una inflación prolongada, en ausencia de una sensación de prosperidad y de crecimiento. Como dice el mismo Tonelli “sus resultados los veremos este año, aquí en nuestro país”.

viernes, 15 de febrero de 2013

DDHH: Causa Base Naval II: todos condenados

Mar del Plata

Los jueces Alejandro Daniel EsmorisJorge Aníbal Michelli y Nelson Javier Jarazo, integrantes del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata condenaron este viernes a trece represores a cumplir penas de entre tres años y prisión perpetua por los delitos de homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad agravada y amenazas e imposición de tormentos agravados en perjuicio de 69 víctimasque pasaron por los centros clandestinos de detención que funcionaron en la Base Naval Mar del Plata,Prefectura Naval Argentina y Escuela de Infantería de Marina. Sin embargo, el TOF no resolvió el pedido de revocatoria de las prisiones domiciliarias que habían realizado las querellas.

Además, los Magistrados ordenaron a la Justicia de primera instancia que investigue la posible responsabilidad o participación de civiles -funcionarios judiciales y policiales, por ejemplo- en la comisión de delitos de lesa humanidad.

Del total, siete exmilitares estarán presos de por vida: se trata de Mario José Osvaldo Forbice,Alfredo Manuel ArrillagaJuan José LombardoRafael Alberto GuiñazúJosé Omar Lodigiani,Roberto Luis Pertusio y Raúl Alberto Marino, que fue condenado por primera vez.  

También fueron sentenciados Justo Alberto Ignacio Ortíz (25 años); Julio César Fulgencio Falcke(14 años), Mario Ángel Racedo (12 años), Juan Eduardo Mosqueda (14 años), Ariel Macedonio Silva (10 años) y Juan Carlos Guyot (3 años en suspenso). 

En este caso también estaba acusado Aldo Carlos Máspero, pero fue apartado por cuestiones de salud y, durante la instrucción, fallecieron el exmarino Juan Carlos Malugani y el el exjefe de la Subzona XV del Ejército, Pedro Barda.

La lectura de la sentencia comenzó 45 minutos después de la hora anunciada y fue seguida por los organismos de derechos humanos a través de una pantalla colocada afuera del Tribunal. Dentro del recinto se encontraban las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y familiares de detenidos y desaparecidos.
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“Sentimos un poco de paz”

El fallo generó reacciones diversas pero no sorprendió a nadie. Inclusive, desde temprano, algunos ya hablaban de recurrir a instancias judiciales superiores. “Nosotros conocemos la posición política e ideológica de estos jueces y después de la absolución de Duret, no esperábamos que avanzaran mucho más. Han dado una condena a perpetua a uno que ya estaba condenado y el resto fueron condenas leves”, evaluó en diálogo con 0223Carlos Díaz, presidente de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos del Oeste de la provincia de Buenos Aires. Y anticipó que “ahora queda un arduo trabajo en Casación”   

Por su parte, la doctora Gloria León, representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una de las querellantes, se mostró emocionada al salir del TOF. “Estas circunstancias siempre son ambivalentes porque otras vez sale el dolor a flor de piel por el tiempo transcurrido y por los compañeros que no están, mientras los represores siguen sin decir nada. Por otro lado, tenemos satisfacción y un poco de paz al ver que este estado de derecho está juzgando al estado terrorista”, destacó. 

“Es un muy buen fallo”

En tanto, el doctor César Sivo, abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, dijo estar “muy conforme con el fallo” ya que “las condenas se ajustan a lo que habíamos pedido o si están por debajo, es por poca diferencia”. “Desde el momento en el que todos se van condenados podemos sentirnos satisfechos porque la Justicia, aunque tardó, llegó”, aseveró en declaraciones a este medio.

A su vez, consideró “muy positivo” el hecho de que los Jueces hayan ordenado “formar causas contra los policías y los jueces” que pudieron haber intervenido durante la represión. También resaltó la decisión del Tribunal de “dar copias de los principales testimonios de la causa a la Fiscalía para que abra nuevas causas criminales”.

“En general, es una sentencia que cubre todos los aspectos que las partes acusadoras veníamos a buscar a este juicio: la acreditación del campo de concentración y de los subcentros clandestinos de detención; la acreditación de la participación de Prefectura y de la Inteligencia en la represión. Pudimos  ver toda la trama y, aunque no tuvimos a todos los actores presentes, los que estuvieron se fueron condenados”, definió.

Reparación histórica

Por último, la Subsecretaria de Fortalecimiento Institucional del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Emilce Moler, reflexionó que “para quienes venimos desde hace años bregando por Justicia en distintos lugares del país y en Mar del Plata particularmente, esto es una reparación histórica”. 

“Las denuncias de los familiares o de las propias víctimas llegaron y ahora ya no lo decimos nosotros, son los jueces los que decidieron que deben estar todos los represores condenados. Aparte, con la decisión de que se empiecen a investigar las complicidades civiles, de a poco irá saliendo a la luz la trama de la otra Mar del Plata, en donde queda claro que se trató de una dictadura cívico – militar”, concluyó.

Nota de 0223.com.ar

viernes, 8 de febrero de 2013

SÍNTOMAS DE ÉPOCA: LA DERECHA, EL NEOLIBERALISMO Y LOS LENGUAJES DE LA INJURIA.




Por Ricardo Forster

Preguntarse por los cambios que se vienen produciendo en el interior de nuestras sociedades es, sin dudas, incursionar en aquello que marca el derrotero de una época en la que pocas cosas parecen permanecer igual que en el pasado. Es, también, comprender los lazos decisivos que se han establecido entre las transformaciones estructurales del capitalismo (las que se vinculan con el paso de una matriz productiva a una financiera) y la emergencia de nuevas formas de subjetivación directamente ligadas a los cambios culturales de las últimas décadas. Cuando vemos que la derecha actual sigue apelando a la despolitización y a la incorporación y promoción de figuras del espectáculo y del deporte como paliativo a lo que considera el “más allá de la política” en la representación del mundo de amplios sectores sociales; cuando observamos la reaparición de lenguajes del odio y el resentimiento en estratos de la clase media (los insultos y las agresiones cobardes y visceralmente antidemocráticas al viceministro de Economía Axel Kicillof que regresaba con su familia del Uruguay en Buquebus el primer fin de semana de febrero; las injurias soeces de Miguel del Sel, candidato estrella del Pro en las últimas elecciones santafesinas, contra la Presidenta de la Nación y las expresiones cloacales que se escucharon en las marchas caceroleras de septiembre y noviembre, a lo que se agrega esa otra zona purulenta que permiten los grandes medios de comunicación en sus sitios web donde proliferan no sólo los insultos sino, peor todavía, los llamados a ejercer una violencia homicida, y la lista podría continuar sin que la oposición se pronuncie en defensa de la república y de los valores democráticos y de diversidad a los que dice representar); lo que se está manifestando es la mutación del sistema neoliberal, la presencia de su crisis indisimulable en las economías centrales, y la necesidad de profundizar aún más su lógica despolitizadora y cualunquista que, sobre todo, se evidencia en sectores de la clase media que mejor vehiculizan esa lógica del prejuicio y de la banalización. Tampoco quedan dudas del papel central que les toca cumplir a las grandes empresas comunicacionales en la reproducción de esta concepción del mundo y en la multiplicación del “clima de odio y malestar” que acaban por aplaudir en sus crónicas (como botón de muestra vale la pena leer la narración “aséptica” que hizo La Nación de los insultos y las agresiones sufridas por Axel Kicillof y su familia, narración que bordeaba la justificación de las injurias y de sus propaladores). Su papel ha dejado de ser el del acompañante para convertirse en decisivo a la hora de perfilar prácticas y conductas, lenguajes y definiciones que buscan hacer inviable cualquier proyecto popular y genuinamente democrático que busque cuestionar y superar la hegemonía del liberalcapitalismo. Sucede en la Argentina y en el resto de los países de América latina que están desplegando caminos alternativos. Sube, putrefacta, una ola de retóricas violentas, reaccionarias, cualunquistas y destituyentes que reciben, en la mayoría de los casos, la justificación de los “defensores de la república amenazada” por los populismos continentales.

En un libro fundamental para entender nuestra época, El nuevo espíritu del capitalismo, los sociólogos franceses Luc Boltanski y Ève Chiapello desmenuzan con rigor analítico y claridad de ideas la matriz y el funcionamiento de lo que se denomina el neoliberalismo como última etapa, hasta ahora, de un sistema de signos económico-político-culturales que ha definido el carácter de nuestra realidad. Y lo hacen indagando no sólo por el funcionamiento de la máquina económica, de lo que se ha descripto como el giro del capital hacia lo especulativo-financiero en detrimento de sus formas productivas, ni exclusivamente pasando revista al desmontaje sistemático del Estado de Bienestar que fue la forma hegemónica que adquirieron las sociedades occidentales en la segunda posguerra, sino hincándole el diente también, y centralmente, a los fenómenos culturales, discursivos, estéticos e ideológicos que le dieron forma y hegemonía política y social a una transformación regresiva y hondamente marcada por la injusticia que viene marcando la vida de nuestras sociedades desde hace más de tres décadas.

Ese “nuevo espíritu del capitalismo” radica, entre otras cosas, en un giro vertiginoso de las prácticas y conductas sociales asociadas a un despliegue exponencial de una ideología que buscó, con éxito, desmontar los ejes político-culturales sobre los que se había montado el modelo bienestarista y la búsqueda del igualitarismo social. Para ello contó con el aporte fundamental de los grandes medios de comunicación y de aquello que otro francés, Guy Débord, denominó “la sociedad del espectáculo”. Se trató, por lo tanto, de un giro en el sentido común, aquel que fuera dominante hasta mediados de los años setenta y en las formas de producción de las subjetividades anudadas, ahora, al mercado y a sus prácticas: el predominio de una moral individualista, la lógica de la competencia como resorte mayúsculo imbricada con lo que otros autores caracterizaron como “la sociedad del riesgo” en la que todos aquellos actores sociales que no mostraran sus condiciones para adaptarse a las duras exigencias del mercado serían impiadosamente arrojados al vertedero de la historia, la culturalización de la política que supone el predominio de las agencias de publicidad, de las encuestas y del marketing como centro de la acción política, unida a la presencia de un actor decisivo que ha venido multiplicando su presencia en la conformación de las actuales estructuras de conciencia y en lo que se denomina “la opinión pública” y que no es otro que los grandes medios de comunicación, exponentes actuales y decisivos de la ideología neoliberal.

Les tocó a esos grandes medios horadar en la voluble “opinión pública” las antiguas prácticas emanadas del Estado de Bienestar; fueron ellos la vanguardia del shock y de sus consecuencias catastrofales en el interior de una vida social aterrorizada ante el retorno espantoso “de los dioses dormidos” que habitan en las alturas inescrutables del Olimpo llamado “mercado”. Junto con la multiplicación de los compartimentos y la fragmentación social, de la mano con las nuevas formas de pobreza y de exclusión exponencialmente multiplicadas por el modelo neoliberal, la máquina mediática apuntaló la certeza, socialmente compartida, de un inexorable giro hacia la sociedad de mercado transformada en la gran panacea de una humanidad agotada de viejos conflictos en desuso y deseosa de entrar al primer mundo. Entre las extrañas y extraordinarias paradojas de las que es portador nuestro tiempo, una de las más notables es que desde esas geografías de la abundancia es de donde provienen las actuales expresiones del desasosiego, del terror ante la caída libre y sin anestesia que hoy atraviesa a países europeos que, por primera vez en décadas, descubren, horrorizados, que los hijos vivirán peor que sus padres.

El perfil de la nueva derecha hay que ir a buscarlo en estas “novedades” que logran mezclar mercadolatría, individualismo, culturalización de la política, hegemonía mediática como desplazamiento de las formas identitarias y de las fuerzas políticas tradicionales (en particular las que debieran pero ya no lo logran expresar el ideal liberal-conservador) que ya no dan cuenta de las demandas de una parte sustancial de la población, desideologización (aquello de que ya no hay más derechas ni izquierdas sino todo lo contrario porque de lo que se trata “es de gestionar de acuerdo a lo que necesita la gente”, buscando siempre “el consenso” y oponiéndose a la proliferación del conflicto como suele ser la retórica utilizada, entre otros, por Daniel Scioli), y despliegue de los lenguajes del gerenciamiento y del management empresarial como nuevo arquetipo de las prácticas recomendables y deseables en el interior de gestiones “asépticas” que devuelven la imagen de una consensualidad a prueba de conflictos y antagonismos. Una sociedad forjada a imagen y semejanza del “ideal” emanado del capitalismo de última generación, capaz de hacernos olvidar aquellos otros momentos de la historia atravesados por la intemperancia de demandas inabordables, en especial las de aquellos que reclamaban bajo el concepto antiguo y moderno de “igualdad” una más justa distribución de la riqueza.

Lo que ha logrado, en parte, esta nueva ideología de derecha que recoge temas antiguos pero maquillándolos según las actuales necesidades, es naturalizar la pobreza y la desigualdad, lo que le permite, como lo vemos continuamente con el macrismo, utilizar descaradamente la palabra “igualdad” sin establecer ninguna relación con su historicidad y con los mecanismos que producen y acentúan la desigualdad. Silencio de radio ante la expansión depredadora de la especulación bancario-financiera, más silencio ante la concentración exponencial de la riqueza en cada vez menos manos y, finalmente, afirmación del modelo neoliberal como fundamento de la vida económica contemporánea. Lo propio de este discurso es que no explicita sus objetivos y los va dejando en una nebulosa mientras, allí donde tiene poder, los realiza sin anestesia (algo de esto pudimos verlo en el repliegue de Barack Obama, a lo largo de su primer mandato, ante las demandas y las presiones del conservadurismo republicano que logró, entre otras cosas, que fuese el propio presidente demócrata el que llevase adelante un plan de ajuste que cayó sobre los sectores más débiles y pobres de la sociedad estadounidense salvando, una vez más, a los ricos que siguieron manteniendo sus privilegios impositivos –quedará por ver si algo cambiará durante su segundo mandato, aunque mantengo mi indeclinable escepticismo–. Los únicos gastos que no se recortarán serán los militares. Nada muy diferente llevaron adelante los socialistas españoles y griegos a la hora de aplicar brutales planes de ajuste que contradicen su historia y su ideología transformando a la socialdemocracia en absolutamente funcional a la lógica del capitalismo neoliberal y dejando la mesa servida para que se sirvan, sin ningún costo, las derechas. Es ahora al socialismo francés a quien le toca jugar el mismo papel agravado por la reaparición del síntoma colonialista en su reciente intervención militar en Mali).

Un breve paréntesis para señalar que nuestros “socialistas” vernáculos, los que son el eje de un Frente dizque progresista, sostienen, en lo económico, la misma lógica de la restauración conservadora: proponen como política antiinflacionaria el esquema de metas de inflación (debe leerse como la opción de enfriar la demanda mediante la suba de la tasa de interés), igual que el FMI, González Fraga, Prat Gay y demás (¿no resulta bochornoso para quienes decían expresar una concepción de izquierda –como Libres del Sur con Tumini y Donda a la cabeza– sacarse fotos con Prat Gay y compañía? ¿A eso le llaman progresismo?). Abonan a favor de una regla fiscal que garantice la sustentabilidad de la deuda (debe leerse como una alternativa recesiva al uso de divisas que generó en su momento el conflicto con Redrado y con los intentos especulativos contra el peso buscando una devaluación). Por otra parte el referente de los socialistas santafesinos se preocupa por que se genere un clima beneficioso para la inversión privada y reniega del papel que está jugando la inversión pública sugiriendo que es excesiva y desplazante del rol de la actividad privada. El ejemplo europeo nos ahorra seguir comentando el proceso de derechización de ciertos sectores del viejo progresismo que también involucra a esa franja opositora en nuestro país.

Para Boltanski y Chiapello de lo que se trata es de comprender “cómo el discurso de la gestión empresarial, discurso que pretende ser a la vez formal e histórico, global y situado, que mezcla preceptos generales y ejemplos paradigmáticos, constituye hoy la forma por excelencia en la que el espíritu del capitalismo se materializa y se comparte”. Los ciudadanos de nuestro tiempo, en Francia o en la Argentina, han sido brutalmente interpelados por ese discurso que le dio su consistencia al espectacular giro que se produjo en el interior del capitalismo y que supuso una profunda y dramática transformación de la vida cotidiana, de las formas tradicionales de representación, de las relaciones interpersonales y de los vínculos con la esfera pública. Entre nosotros hubo dos momentos liminares para apuntalar ese tiempo de profunda regresión económico-social: el iniciado por la dictadura bajo el plan de Martínez de Hoz y, luego del interregno del alfonsinismo –interregno que propiamente duró hasta la implementación del Plan Austral– que sería arrojado al infierno de la hiperinflación, y, después de dejar que la sociedad cayera presa del pánico ante el absoluto derrumbe de la vida económica, retomado, aquel plan de la dictadura, en su esencia neoliberal con ribetes conservador-populistas por Menem y Cavallo. Lo no dicho por la derecha actual, la que representa, entre otros, Mauricio Macri, es que su aspiración es reencuadrar al país en el modelo neoliberal que sigue siendo hegemónico en la mayor parte del planeta y eso más allá de su profunda crisis que hoy azota a los países centrales.

Es en el interior de este proceso histórico, cuyo punto de inflexión hay que situarlo a mediados de la década del ’70, cuando estalló la crisis del petróleo y comenzaron a desplegarse con fuerza hegemónica los lineamientos de los economistas neoclásicos afincados en lo que sería la ideología neoliberal, donde tenemos que ir a buscar los lineamientos de una nueva derecha que, en nuestro país, busca recuperar el terreno perdido desde mayo de 2003. Y es en el interior de esta matriz ideológica que tenemos que leer lo que significa la consolidación, en la ciudad de Buenos Aires, de una derecha que entrecruza lo liberal y lo populista, el crudo discurso del mercado y de la privatización con el reclamo, a todas luces artificial, de una sociedad de iguales que logre reabrir el ideal de una igualdad de oportunidades que no es otra cosa que una gigantesca quimera propagandística desmentida por una realidad brutalmente expulsiva y excluidora. El macrismo, con su alquimia de estética de última generación pergeñada en el laboratorio de Durán Barba, sus “sofisticados” punteros provenientes del peronismo duhaldista, su capacidad para movilizar fantasías ligadas al mundo de “las celebridades” y a la gramática fascinadora del espectáculo junto con la complicidad y la protección de la corporación mediática –fuerza imprescindible para desplegar el proyecto de restauración conservadora neopopulista en la Argentina–, ha mostrado con su último triunfo en Buenos Aires que es, hoy por hoy, la mejor expresión de ese ideal “opositor” que no se lograba encontrar entre la variopinta tienda de los milagros que venía siendo lo propio y visible de la oposición política. Es en él, en su máquina mediática, donde se pone en evidencia el “modelo” de sociedad que pretenden cuando su discurso, el genuino, encuentra en Miguel del Sel su idiosincrásica manifestación. Mientras tanto, los “progresistas” opositores creen que su tiempo está cercano y no se dan cuenta de que siempre acaban por confluir con una derecha que sabe mucho mejor qué es lo que hay que hacer para intentar horadar al gobierno. Por ahora sus recursos apuntan, por un lado, a la multiplicación de un clima enrarecido y a la justificación del “malhumor” de sectores altos y medios que se expresan de la forma más violenta y soez, y, por el otro, a continuar con sus maniobras devaluacionistas e inflacionarias. Lo “real” de nuestra derecha, una vez más y de modo lamentable, se expresa alrededor de ese lenguaje de la injuria y el insulto. La democracia, su salud, no se puede permitir que proliferen esas prácticas.

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