domingo, 11 de enero de 2009

Las sierras más antiguas del planeta: ¡en peligro!

Un especialista presentó una crítica visión sobre los cambios del hábitat en las sierras

El agrónomo Ricardo Zugbi señaló que los incendios registrados en la zona serrana en los últimos tiempos fueron potenciados por los cambios de hábitat generados por la acción del hombre.

El especialista afirmó que tales siniestros “en un 99 por ciento son intencionales, directa o indirectamente. Es directo cuando una persona va y prende, mientras que resulta indirecto cuando alguien tira una colilla o produce un fuego y lo apaga mal, por ejemplo”. Zugbi dijo que los incendios se aceleran “por los cambios de hábitat, ya que la vegetación autóctona está adaptada. En la sierra de Tandil tenemos una vegetación xerófila - resistente a la sequía- y petrófila (vegeta entre grietas)”. Añadió que “hay plantas que son bulbosas y que pueden vivir con un milímetro de agua por año. Nunca se prendieron fuego, pero ahora se prenden porque está todo modificado. Se han introducido especies forestales”, relató. Definió a la región como “Pampa. Son 400 mil kilómetros cuadrados que incluyen parte de la provincia y que están modificados por el hombre. Pampa quiere decir llanura sin árboles”. Cuestionó que la gente “en vez de ponerlos donde corresponde, los pone en los cerros. Aquí dominaba un arbusto –la chilca- y una combinación de especies. No había el tipo de vegetación que encontramos hoy”.

El manejo del agua

Zugbi afirmó que las consecuencias de la modificación del ambiente “no son sólo los incendios, sino que hay un tema mucho más principal del cual desde 1880 viene hablando Florentino Ameghino: la seca y las inundaciones”. Razonó que en el caso de la seca, “el problema no lo podemos manejar, pero el agua, sí. Habría que hacer los 14 diques marcados en las sierras del Tandil por Florentino Ameghino”. El concepto central es la retención del agua, pero “estamos haciendo las cosas al revés”. Ricardo Zugbi dijo que “el cambio de flora hace que el agua corra mucho más ligero que cuando teníamos una flora antiquísima. Hace 80 años llovían cien milímetros y se hacía un charquito en una tranquera de De la Canal. Hoy les provoca medio metro de agua. Lo que tardaba tres meses hoy llega en tres días”, ejemplificó. Pero el problema no es sólo local, ya que “varió la flora en toda la provincia. Hay un proverbio en el medio ambiente que hay que saber escuchar y por eso salió esa palabra nueva que es sustentabilidad”. Relacionó tal concepto con la idea de Ameghino, quien sostenía que “hay que preservar las especies, pero a la vez darle de comer a las personas”.

Grave riesgo

Zugbi dijo que los incendios afectan a las especies bajando la cantidad existente en cada comunidad, en tanto que “se pierden por la modificación del hábitat: senderos en la sierra, urbanización, forestación y otras introducciones que se hacen sobre un espacio natural”. Su idea es que el hábitat habría que preservarlo “tal cual estaba y producir alimentos en el llano”, ya que de lo contrario “se pierden cantidad dentro de especies paisanas, autóctonas o indígenas, o entran en riesgo de extinción”. El tal sentido, explicó que “de las 321 especies del sistema de Tandilia –de las cuales hay 29 endémicas que no están en ningún lugar del planeta- un 35 ó 40 por ciento está en peligro de extinción, según la Unión Internacional de la Naturaleza. La situación es grave”. La problemática no sólo abarca las sierras sino también el medio urbano, mencionando el especialista que observa “modificaciones en insectos a causa de introducción de especies vegetales. Esos insectos van a lacerar una hoja, que generará un hongo que traerá nuevas enfermedades”.

Las acciones recomendables

Para el especialista, lo más recomendable sería “sentarse a hablar en una mesa grande sobre qué ciudad queremos. Espero que algún intendente la convoque algún día”. Considera que las definiciones deben surgir desde los técnicos, en tanto que “los funcionarios deben dedicarse a gerenciar y dirigir la ciudad. Los técnicos deben interpretar a la comunidad sobre el tipo de ciudad y de vegetación que queremos”. Bajo tal óptica, el ambientalista mencionó que “he visto paseos en los que han hecho senderos para ir a tomar mate en cuatro por cuatro, los que modificaron toda la flora; hay casas de gente común que introduce especies vegetales que van invadiendo a la autóctona y luego vienen los problemas por el cambio del medio”. “Con el paraíso que tenemos acá, no estoy con la idea de seguir haciendo paseos y plazas” agregó y planteó que “había que corregir el arbolado urbano, sacar las especies que no van y poner de la floresta indígena”. Abogó por “un proyecto de 20 años a cumplir por varios intendentes, y no forestar más en las sierras”. Consultado acerca de la posibilidad de instrumentar la figura del guardafaunas, Zugbi dijo que “su función sería fundamentalmente hacer docencia y capacitar bien a los guías”.*

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