Cualquiera que viaja seguido sabe que hay dos rubros a tener en cuenta cuando hace las cuentas: alojamiento y comida. En el caso del alojamiento (hoteles, hostales u departamentos, es recomendable contratar en el país y a través de una agencia de viajes; es más barato y tenés a quien reclamar en caso de diferencias entre lo ofrecido y lo recibido. Por tu cuenta solamente hacelo en caso de tener experiencia y conocimiento de la mentalidad brasilera. Y la otra cuestión: la comida. Es un tema aparte, porque tenemos paladares diferentes y las costumbres cambian, desde el desayuno hasta las comidas- tanto almuerzo como cena-. Lo recomendable por precio y variedad son los tenedores libres o churrasquerias. Van de R$ 11 a R$ 30 reales, de acuerdo a la calidad de la mercadería ofrecida. Se come mucho pollo, arroz y verduras. La carne es de Cebú, dura y poco sabrosa; generalmente la asan previo hervor para tiernizarla. El cerdo es bueno a la parrilla. Se lo recomiendo. Los restaurantes, de mediana calidad, no bajan de R$ 90 o más por persona. Un detalle: los platos generalmente son abundantes y pueden comer dos o tres comensales. La bebida no es cara ( lata de gaseosa o cerveza R$ 4, o R$ 8 la botella de 700 cm3) , salvo el vino. Otros precios de tragos: van desde R$ 7 la Caipirinia o Daiquiri o R$ 3,50 un Café en las cafeterias(que son mesclas de almacenes, kioskos y panaderias, un detalle particular). Cafés como tenemos nosotros, solo en los Shopping los encontramos (Café a R$ 3,95 en el Shopping Atlántico de Camboriu, recuerdo).
Si comparamos los precios con nuestras playas o zonas de turismo, tal vez, estén un poco más caro, pero no se refleja en el bolsillo si sabemos manejar donde y cuando comer. Siempre hay brasileños que te orientan en este sentido, hay que preguntar y decidir. En próximo post hablaremos de nuestra visión del Brasil actual; producto de lo visto, leído, charlado con la gente y lo que la TV refleja del país y el mundo. Adiós.
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